jueves, 29 de septiembre de 2016

El ‘Profe’ del Idipron que también habitó las calles

Bogotá, Septiembre 29 de 2016. Jhon Jairo Patiño, de 36 años, es uno de los ‘profes’ del Idipron que actualmente trabaja en El Centro La Rioja atendiendo a los niños y jóvenes que vienen directamente de vivir en las calles.
El poder trabajar con estos niños y jóvenes que por algún motivo habitaron las calles hace parte de una convicción personal de devolverle al Idipron lo que algún día le brindo cuando él era uno de ellos.
Proveniente de una familia humilde, llegó a vivir a Bogotá con su mamá y sus cuatro hermanos,  a una invasión en el sector de Cazuca. “Nosotros somos hijos de madre soltera, iniciamos  los pinitos al interior del barrio, no la pasábamos en la calle porque nuestra mamá tenía que salir a trabajar. En el caso mío sucedió eso, me lancé a la calle, ya uno cansado aburrido ya empieza  con el amiguito, la pandilla del barrio, y de un momento a otro ya no quería volver a la casa”, relató.
A los 9 años, decidió no volver a su hogar y quedarse en la calle con su parche de amigos.
“Ya no quería ir a mi casa, ni cuidar a mis hermanos. Y de ahí quede habitando calle como tal,  que era cuando uno se venía al centro, a la Décima con 19, el parchecito de ‘chinchecitos’  en los separadores de la Décima y a rebuscarse uno, a mirar como levantábamos para sobrevivir”, afirmó.
Por cuenta de esos compañeros con los que algún día habitó la calle conoció los servicios del Idipron. “Conocí el patio de la 12 que era uno de los centros que existía en mi época y me cuentan que hay un padre  que nos ayuda, que nos da comida, donde se puede uno bañar. Hay empecé un proceso que duró alrededor de dos, tres meses, en ese momento el sacrifico era más y la fuerza de voluntad también”, dijo.
Allí empezó a asistir con frecuencia y a entender a su corta edad lo que el padre Javier de Nicoló quería para ellos, que fueran hombres de bien y que le sirvieran a la sociedad.
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“Esa era una de las cosas más ricas. Llegaban y se reunían dos o tres buses y nos llevaban a pasear. Entonces toda esta atención y todos estos dulcecitos lo iban enamorando a uno y ya uno era el que deseaba que lo llevaran a los servicios más avanzados”.
Jhon Jairo es uno de los muchos egresados del Instituto que adelantó parte de su proceso fuera de Bogotá.
“A Acandí (Chocó) nos llevaban en ese entonces a los más pequeños, éramos los chicos de 10, 11 y 12 años que de una u otra forma en Bogotá no podíamos hacer un proceso como tal porque estábamos muy arraigados a lo que era la habitabilidad en calle”, expresó.
Para él, haber adelantado parte de su proceso fuera de la ciudad fue lo mejor, ya que no solo lo alejó de la tentación de la calle sino que hizo realidad su sueño de conocer el mar.
“Pienso que eso es el problema, ahora los chicos están aquí en Bogotá pero tiene todo el acceso a las ollas, y pienso que para que haya un proceso, que en el caso mío sirvió, y fue de lo mejor, es fuera de Bogotá”, sostuvo.
“Yo tengo 36 años, hoy en día trabajo en el Idipron.  Por qué sigo vinculado aquí, porque opte y me gusta como una forma de poder ayudar, me gusta el trabajo con los muchachos, es la forma con la que yo retribuyo esa ayuda que me dieron y mirando cómo podemos rescatar a los jóvenes en este contexto actual que es más fuerte”, manifestó.
En días pasados, el Idipron anunció que se encuentra estudiando la posibilidad de reactivar la estrategia implementada por el padre Javier de Nicoló de llevar a los jóvenes que avanzan en su proceso de recuperación a fincas fuera de la ciudad, con su consentimiento.
El director del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), el Padre Wilfredo Grajales, aclaró que estos jóvenes que se beneficiarían de esta estrategia no son habitantes de calle y reiteró que la Alcaldía de Bogotá no está trasladando personas de esta población a ninguna parte del país.
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