Comúnmente se ha dicho que la comunicación es el cuarto poder. Ello en atención a considerar que los tres primeros son el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Ello no es necesariamente cierto, podría decirse son verdades a medias. Realmente estamos desinformados. Los verdaderos poderes son otros, pero quienes se benefician de ello se encargan que esto no sea conocido.
En Colombia realmente el primer poder lo tiene el poder económico (Los grupos económicos nacionales y extranjeros) Es el poder detrás del trono, tras bambalinas, el titiritero mayor. Desde allí se determina todo lo que ha vivido, vive y se quiere siga viviendo el país.
La comunicación, como componente del poder ideológico (el poder de las ideas, del conocimiento, de la comunicación y del cual hacen parte también la educación y las creencias) es realmente el segundo poder. Es el que determina el accionar de la ciudadanía.
En nuestro país el poder de la comunicación ha estado siempre al servicio del poder económico. Ello ha determinado lo que el país ha vivido en todo aspecto, El económico, social, político, de orden público, sindical, etc. Con ello el descuadernamiento del país y sus instituciones. El apoltronamiento de la pobreza, la desigualdad, la violencia, la corrupción, etc.
Ha llegado la hora de que esta situación cambie. Es por ello
que actualmente se estudia en el congreso un proyecto de ley que busca hacer
verdaderamente democrática la comunicación, de tal forma que no sea el poder
económico, que a la vez es el propietario de los medios hegemónicos del país,
quien determine el accionar de la ciudadanía y que generalmente está dirigido a
desfavorecer sus intereses haciéndose creer que les beneficia. Un verdadero
lavado de cerebro
A pesar de las grandes inversiones que hacen los dueños de
estos masivos medios de comunicación, cada día han venido perdiendo influencia
y credibilidad. Sus audiencias cada día entienden mejor su papel de
manipuladores de opinión.
A título de ejemplo la revista Semana ya no cuenta con la credibilidad
con que contaba cuando tenía en su planta periodistas de amplia visión, a quienes
seguían con gran interés miles de lectores. Estos fueron retirándose por no
estar de acuerdo con las directrices de los nuevos propietarios.
Hoy este medio de comunicación es considerado por muchos un
pasquín que solo busca generar terrorismo mediático. Que su información es
tendenciosa y parcializada hacia oscuros intereses.
Ello es un ejemplo de la importancia que debe tener la
democratización de la información y las comunicaciones. Hace pensar en que debe
de existir una ley de medios que de posibilidades a las instituciones de
manejar su información de manera independiente y autónoma, así se evita el ser
dependientes de estos poderosos medios de comunicaciones de propiedad de los
grupos económicos. Se hace necesario dar voz a las comunidades a través de los
medios comunitarios y alternativos, haciendo el que estos tengan oportunidad de
ser beneficiados en los presupuestos que para divulgación se cuenta en las
entidades. Ello no quiere decir que dejen de existir los tradicionales medios
de los grupos económicos, ellos también deben existir en una verdadera
democracia, pero en igualdad de condiciones a los medios institucionales y
comunitarios o alternativos.
Semana como medio de propiedad del grupo Gilinski se ha
venido lanza en ristre contra el nuevo proyecto de ley ante el temor de ver
menguados sus privilegios. Los tradicionales y reconocidos medios de los grupos
económicos de un tiempo acá, han comenzado a poner énfasis a las problemáticas
populares para simular estar de su lado, cuando lo que realmente quieren es el
desprestigio de la actual administración.
Es por ello que se hace cada vez más urgente y necesarios el
que se legisle sobre comunicaciones, para evitar la desinformación que generan
los medios de los grupos económicos. De esta forma evitamos la presencia de
pánico económico o inconformismos injustificados.
El proyecto que desde Semana, Viki Dávila sataniza, busca
democratizar la información y el fortalecimiento de los medios comunitarios y
alternativos.
En Colombia existen 8 grupos empresariales que son dueños
del 80% de los medios de comunicación, entre ellos radiales, televisivos,
impresos y de las nuevas tecnologías., por tanto la información que generan
busca el favorecimiento de sus políticas empresariales, económicas y políticas,
por encima de lo que ha de ser una verdadera democracia informativa en la que
el pueblo también tenga oportunidad de dar a conocer su acontecer.
Existe mucha discriminación en el manejo de las
comunicaciones de tal forma que la expresión popular se ve reducida y relegada.
Las potencias más fuertes a nivel radial son concedidas a los medios
comerciales, las bajas potencias a las emisoras comunitarias. Las frecuencias
para audiovisuales de gran potencia son concedidas a los grupos económicos. Los
medios audiovisuales comunitarios están limitados en el crecimiento de sus
audiencias. No deben superar 6000 suscriptores. Está limitado su crecimiento.
Otro factor a tener en cuenta es el dinero que se asigna a
la divulgación de las políticas públicas. Actualmente está dirigido en un 98%
hacia los medios de los grupos económicos. De esta forma inequitativa se
bloquea el crecimiento de los medios populares o comunitarios y ello debe
cambiar por ser antidemocrático.
Sobre el sesgo en las comunicaciones veamos una opinión al
respecto publicada en redes sociales:
“LA PRENSA COLOMBIANA TOMÓ PARTIDO CONTRA EL GOBIERNO PETRO
Ramiro Velásquez Gómez, Homo Catus, sep. 30/2022
En los escasos dos meses de Presidencia de Gustavo Petro
varias cosas van quedando en claro, y una de ellas, muy importante, es el papel
de la mayoría de la prensa tradicional. Noticieros de radio y televisión y casi
todos los periódicos alineados no para contar la verdad sino para atacar al
Presidente y su gobierno con todo tipo de notas.
En unas se burlan, en otras dan informaciones tendenciosas,
en otras se van por lo superfluo y abandonan el meollo del asunto. Casos hay
muchos.
Han dejado de lado el servicio no solo a la verdad sino a
los desprotegidos en favor de la militancia política, en este caso en el
uribismo, pues casi todos abrigan esa tendencia y no lo ocultan.
Si se miran periódicos de amplia circulación como El Tiempo,
es notorio el sesgo en las informaciones. Si se mira un diario regional como El
Colombiano, sí que es cierto, editorializando en títulos y subtítulos, con la
idea muy clara de demeritar al gobierno y, en su caso, generar odio para
alimentar las entrañas del uribismo, que están en Antioquia.
Caso muy distinto a la protección que brindó durante todo el
tiempo al expresidente Iván Duque, incluso contra las evidencias.
Si miramos la radio el panorama es igual. Criticaban en
estos días a quienes se burlaron de la reciente marcha de protesta de
opositores al gobierno, pero no hicieron más que estigmatizar y atacar las
protestas sociales de los dos últimos años del gobierno Duque.
Han optado los medios por dar noticias a cuentagotas,
machacando todos los días sobre algún aspecto. Es el caso de la propuesta
reforma tributaria: no se cansan de entrevistar a quienes están en contra de
ella e ignoran a quienes la defienden.
Se han pegado de informaciones falsas para atacar la aún en
ciernes reforma a la salud y cuando algunos han invitado a la ministra no cesa
no la preguntadera sino los ataques de toda clase.
Al gobierno hay que vigilarlo. Esa es una de las principales
funciones de la prensa independiente, pero eso se perdió. Ahora se abusa del
libelo, del rumor, de la falsedad para referirse al gobierno-
En un artículo reciente en Nueva Sociedad, Omar Rincón,
profesor de la Universidad de los Andes y experto en periodismo, analizando el
estado actual del periodismo en la región, afirmaba: “No hay sorpresa: los
medios siempre han sido negocio económico y político. Pero ahora perdieron el
decoro y se les vio la costura evidente de cómo la información que producen es
una mercancía política y económica. Así llegamos a medios complacientes con el
poder de los anunciantes o de los gobiernos (Colombia, México)”.
Me preguntaba en estos días que sentirá un periodista cuando
todos los días le pide su jefe una nota contra el gobierno de Petro. Y no es
exageración, pues me resisto a creer que de un momento a otro una gran mayoría
de periodistas se volvieron de derecha.
Y entonces encuentro al periodista español Luis del Olmo,
que afirmaba hace algún tiempo: “Ser un empleado de un medio para contar la
verdad del dueño en lugar de la tuya, es algo terrible.” Y eso es lo que
sucede.
La prensa se alejó de sus principios básicos. Al gobernante
debe auscultarlo, pero siempre con la verdad y no sirviendo a intereses de
algún otro movimiento político u organización, como se ve hoy en la prensa
colombiana, en la cual además se perdió la separación entre periodismo
informativo y de opinión pues aquel está lleno de opiniones personales del
periodista y sus jefes para tratar de desvirtuar de entrada la noticia que
proviene del gobierno actual.
Serán cuatro años así, donde las palabras del profesor
Rincón serán eco permanente.
No olvidemos que no es algo nuevo. En el periodo de Petro
como alcalde de Bogotá se ensañaron contra él con todo tipo de informaciones
falsas. El progresismo asusta a los dueños de los medios y en su afán de
atacarlo pasan encima de los más claros principios del periodismo.
Maullido: la violencia no es solo tirar piedras o quebrar
vitrinas. La violencia verbal hace tanto o más daño.”