Por:MARCO ANTONIO
MURILLO N.
En algunas
ocasiones he guardado silencio, en otras he sido muy prudente con los
comentarios y en la gran mayoría de ocasiones he llamado no solo a informarse
sobre el acuerdo de paz sino a estudiarlo, a ir más allá
de la simple información o una lectura a “vuelo de pájaro de la cantidad de
páginas” y estudiar el acuerdo, recuperando la memoria histórica del país,
analizando desde la cotidianidad los diversos puntos del acuerdo, confrontando
desde lo político, lo económico y lo ideológico los planteamientos de CONTEXTO
SOCIAL realizado en el acuerdo; considerando fundamental que este estudio,
análisis y debate del acuerdo solo es el inicio para profundizar en sus líneas
y en los compromisos que se van a generar después de la firma y después del SI
o del NO.
Igualmente
por respeto a la familia, a mi compañera, a mis hijos, a los estudiantes con
quienes comparto la construcción de conocimiento y el intercambio de saberes… a
esa familia extensa de amigos y conocidos que enriquecen mi entorno… los he
invitado discernir sin prevenciones, sin apasionamientos, sin señalamientos ni
estigmatizaciones, sin desprecio las tesis planteadas por quienes promueven el
SI y a su vez las tesis de quienes promueven el NO… desde luego con el
interés de lograr mayores argumentos, una toma de decisiones significativa con
grandes aprendizajes y sin polarizaciones, ni manipulaciones y no hacerle el
juego a la fundamentación cotidiana en cada uno de nosotros de una doble moral,
porque si queremos aportar de verdad a acabar con el conflicto es fundamental
construir nuevas formas de dialogar, de compartir y de incidir socialmente.
En ese
sentido con el permiso de ustedes quiero hacer unas breves reflexiones:
En primera
instancia, no voy a redundar en la cantidad de explicaciones que ya se han dado
con respecto al número de víctimas que ha dejado esta guerra, la cual no inicia
con el nacimiento de la guerrilla sino con el sentido de lo que algunos han
denominado y siguen cayendo en el error de considerar LA INVASIÓN DE LOS
PUEBLOS LATINOAMERICANOS COMO UNA “CONQUISTA”; acaso ¿A quién le gusta que lo
conquisten con violaciones, saqueos, expropiaciones y aniquilación? Y aunque a
esto no se le presta la mayor atención muchas de nuestras raíces culturales de
sometimiento, de justificación, de agresión, de violencia, de indignación están
ancladas en ese momento histórico.
Aunque es muy
importante reconocer el número de víctimas, las formas utilizadas, reconocer
los sitios en donde se perpetuaron estos acontecimientos; reconocer la gran
inversión humana, material y económica que se hace en la guerra; me parece
fundamental recuperar un artículo publicado por el espectador en Enero de 2015
que menciono: “Un día de conflicto interno vale 60 mil millones de pesos: Voceros de
paz”; solamente para llamar la atención a quienes desde la falta de información
e ignorancia se pelean entre el SI y el NO, por lo que se les va a entregar a
los guerrilleros; que ya algunos especialistas en economía hacen sus planteamientos
que de este presupuesto no solo se puede hacer la inversión definida en el
acuerdo sino que además quedaría un saldo a favor para la construcción de
escuelas y universidades públicas, hospitales y centros de atención en salud
para la población colombiana, carreteras y grandes posibilidades de empleo en
el campo y la ciudad. Habría entonces que pensar ¿Cuándo no se podría construir
a partir de una apropiación personal, comunitaria, colectiva de una CULTURA DE
PAZ Y NOVIOLENCIA?
En segunda
instancia, en relación directa con la problemática de la tierra es importante
considerar además de lo planteado en el acuerdo, que si bien se viene
definiendo la devolución de tierras y la entrega de tierras a campesinos
“pobres”, como se va a establecer este punto como una POLITICA PUBLICA en
tierras que trascienda de la tierra, el uso de los ríos, de los mares y de los
recursos naturales.
Hay que
trascender el tema de devolución y se consolide con temas de cooperativismo
campesino en grandes áreas de producción, calidad de la tierra, la
incentivación a cultivos, la prioridad para la producción de alimentos para la
población colombiana y para los productos que posicionen al país como
exportador en calidad y beneficio social limitando y condicionando el uso,
mantenimiento por grandes terratenientes y por multinacionales que vienen
arrasando el territorio nacional con los recursos naturales como en caso de
COCA-COLA que destruye la reserva natural, pago de malos salarios y destruye
paulatinamente la vida de sus consumidores; como es el caso de quienes
promueven la siembra y venta de cultivos TRANSGENICOS, es decir alterados
genéticamente como en el caso de papa, el maíz, el plátano, la yuca y frutas
que lo único que hacen es rendir las ganancias de la empresas de especialmente
los envasan en pequeños paquetes que luego son consumidos especialmente por
niñas, niños y jóvenes en lo que denominan “refrigerio”; como el caso del
cultivo de plantas medicinales única propiedad de las grandes empresas
farmacéuticas que devuelven el producto encapsulado a precios inalcanzables por
las grandes mayorías de la población colombiana o simplemente cuestionar la
explotación y robo de los recursos naturales que como el caso
de ECOPETROL, EMGESA, PRICESMART, DOLE, FOTÓN, UNILEVER, HOLCIM, BAYER,
WHIRLPOOL, YARA COLOMBIA, MAKRO, CEMEX LATAM HOLDING o sus
aliados entre otros, que no solo es importante reconocer lo relacionado con los
recursos naturales o el tema salarial sino que además es importante analizar su
responsabilidad en el conflicto con la financiación y auspicio de
diferentes expresiones de guerra.
Aquí en este
punto, es fundamental una pregunta a la iglesia, o mejor a las magnas iglesias
del país que poseen grandes extensiones de tierra ¿Cuál va a ser su aporte real
en la devolución de tierras y en el soporte directo y efectivo al campesinado
colombiano? Sin la generación de rivalidades entre las diferentes expresiones
de fe, sin engaños, ni manipulación de informaciones o de conocimientos
pastorales.
En tercera
instancia, es importante hacer un declaración frente a las miles y miles de
víctimas que han sido producto de la aplicación de la ley 100 en salud, ¿o será
de muerte y padecimiento?; que cuyo caso no sería juzgar únicamente el
propósito y dimensión del creador de dicha ley sino de quienes desde diferentes
gobiernos la han venido implementando como cómplices de un sistema nefasto que
la han hecho cada vez más violenta contra “TODO EL PUEBLO COLOMBIANO”;
deteriorando, atropellando la ética médica y deshumanizando la atención,
el cuidado, el tratamiento de situaciones especiales, la medicación, la
salubridad y convirtiendo cualquier tipo de procedimiento en un negocio que
solo beneficia a las grandes empresas y los grandes traficantes de la
salud – enfermedad en donde incluyen el tráfico de órganos y hasta la
muerte misma.
En cuarta
instancia, considerar un fuerte movimiento social que se plantee la
construcción de una política pública en educación que no solo se piense en la
cobertura y darle cupos a todos; porque no se trata de crear y crear escuelas,
colegios y universidades sino que además de posibilitar el espacio en una
educación para todas y todos. Se debe incidir en los procedimientos educativos
para desarrollar una educación de calidad, al servicio de las necesidades e
intereses de la población colombiana y no únicamente al servicio de las grandes
multinacionales o del mercado común, o para satisfacer las ganancias de una
sociedad de consumo.
Se requiere de
una educación primaria, secundaria, técnica, tecnológica, profesional y de
especialización y en el aumento de las líneas de investigación social y del
desarrollo de la ciencia en la que el país mantenga un rumbo en altos
conocimientos o conocimientos especializados, no para superar las pruebas de
estado o para superar las pruebas internacionales que en medio de las
competencias educativas se convierten en importantes sino en el desarrollo de
procesos educativos, investigativos y científicos al servicio de la humanidad.
¿Porque en lo educativo la gran mayoría de la población colombiana tiene que
conformarse con las migajas de lo técnico laboral o para ensamblar y reparar y
no para crear, para emprender y para dirigir? Un planteamiento interesante
realizado por mi compañera es no recurrir a la “paciencia” para aprender y
trascender sino incidir desde la “PAZ – CIENCIA” para ser creadores de sociedad
y de vida.
Estoy
convencido que desde el tema de la salud mental, desde el tema del arte, la
creatividad, el desarrollo de la imaginación sin límites, el compartir espacios
fraternos, afectivos, amorosos de dignificación del ser humano se pueden
generar programas significativos que permitan debilitar y porque no acabar con
expresiones de delincuencia, consumo de substancias psicoactivas,
organizaciones delictivas, al margen de la ley y criminales, o el desarrollo de
programas con quienes apenas empiezan a infringir y contravertir a la ley;
estoy seguro que colectivamente, desde diferentes espacios comunitarios podemos
aprovechar un sin número de dinámicas y procedimientos para realizar programas
en los que se fortalezcan expresiones de JUSTICIA, DIGNIDAD, RESPETO SOCIAL Y
HACER REALIDAD DESDE LA COTIDIANIDAD LA APLICABILIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Aunque existen
muchos más temas fundamentales, dejo esta estela de reflexiones en las que
considero que con quienes no se puede hacer ninguna tregua ni negociación en el
conflicto es con quienes consideran la CORRUPCION como un medio
para pensar en generar acciones en una sociedad.
HAY QUE PENSAR
QUE ESTA ES UNA INMENSA OPORTUNIDAD PARA RECONSTRUIR EL PAIS EN MEDIO DE LA
CELEBRACION DE LA FIESTA POR LA VIDA Y LA ESPERANZA Y NO EN MEDIO DEL
CONFLICTO, LA MUERTE Y LA AGONÍA SOCIAL.