martes, 14 de febrero de 2017

¿Quién es el autor del caos en la movilidad de los bogotanos?

Para dar gusto a esta minoría de bogotanos, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, ha dispuesto de centenares de policías con el propósito de custodiar la Plaza de toros y así evitar nuevas protestas en contra de las corridas. Como resultado los uniformados bloquean las vías, causando caos total en la movilidad de esta zona de la ciudad, punto neurálgico, pues es allí donde se conectan los buses de Transmilenio que transitan por la décima, los de la Avenida 26, y los buses complementarios que van por la séptima.

Por otra parte, el tiempo que los bogotanos pierden por la demora en los desplazamientos y los trancones; la necesidad de cambiar una y otra vez de medio de transporte, y el riesgo que corren al tener que bajar del Transmilenio en zonas inseguras con el objeto de buscar rutas alternas para llegar a sus destinos, poco le importa al  señor alcalde Enrique Peñalosa.

En artículo publicado el 12 de febrero en la página web Las 2 orillas, Paulo Andrés Sánchez Gil expresa que la administración anterior, por política, había suspendido las corridas de toros desconociendo sus derechos a participar en estos eventos “culturales”. Y mientras califica la postura de los defensores de la vida animal, como una obra de teatro, donde se les pretende satanizar, con artimañas, por ser amantes de esta actividad; al tiempo que califica de 'libreteados'  los eventos antitaurinos y asegura que buscan agredir a los aficionados y desdibujar la imagen del ESMAD.

Su opinión es la muestra del sentimiento de, parafraseando a Álvaro Castaño Castillo, una ‘inmensa minoría’. Hoy los amantes del toreo están pletóricos de regocijo por volver a la Plaza, aunque según ellos, con temor, a disfrutar del sufrimiento animal y la orgía de sangre.

Para él, los miles de perjudicados son lo de menos si se trata de atender la urgente necesidad de disfrutar de la orgiástica actividad cultural de una minoría.

Definitivamente queda demostrado que Enrique Peñalosa no quiere a los bogotanos de a pie, así sean mayorías en la ciudad. Esa forma despreciativa de ejercer una odiosa discriminación social no solo se ve reflejada en la actividad taurina, también se percibe en la forma como ha manejado el proyecto del metro para Bogotá.

Bien es sabido lo nefasto que resulta para la paisajística, la tranquilidad ciudadana, la inseguridad y la valorización de los predios la construcción de un metro elevado. Esto ya ha sido plenamente establecido en otros países y ciudades donde se han construido. Sin embargo, el alcalde pretende dotar a los habitantes del sur de la ciudad de un metro elevado y a los del norte de uno subterráneo. Si es cierto que el metro elevado es más económico, por qué no se construye de esta forma en toda la ciudad, si su objetivo es ahorrar dinero.


Hasta cuando tendremos los capitalinos que soportar este tipo de discriminación espacial, en el cual los sectores populares son cada vez más afectados por esta clase de gobernantes. 

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