El pasado seis de febrero Juanita Aguilar fue víctima de violencia física por parte de su pareja, el empresario Sergio Ortiz, quien quedó en libertad después de una audiencia a la que no asistió la Procuraduría, y en la que el fiscal 305 local de la URI de Usaquén, Giovanni Garzón, no solicitó medida de aseguramiento al señalar que no tenía antecedentes penales.
De otra parte, el 10 de febrero Diana Lizeth fue agredida sexualmente por Juan Carlos Espitia en un transmilenio, quien la manoseo y se masturbó en un articulado bajo la mirada impune de la multitud, y de un conductor que hizo caso omiso a su llamado de parar en la siguiente estación para solicitar ayuda a la policía. El agresor también fue dejado en libertad.
La Secretaría Distrital de la Mujer hace nuevamente un llamado a la acción a las autoridades. La negligencia por parte de los entes encargados de impartir justicia, en el caso de Juanita Aguilar, además de legitimar y tolerar la violencia contra las mujeres, revela la omisión en el cumplimiento del principio de debida diligencia en la atención, prevención y sanción de las violencias contra las mujeres.
Es responsabilidad de las autoridades hacer efectiva la ruta de atención en la que deben participar de manera articulada distintas entidades. Es así como la Secretaría Distrital de la Mujer en su estrategia integral para la prevención y atención de las violencias contra las mujeres, se encuentra liderando la implementación del Sistema Distrital de Protección para Mujeres Víctimas de Violencia –SOFIA-. Este Sistema, que integra a todos los sectores de la administración distrital, exige el compromiso interinstitucional para avanzar de manera firme en la sensibilización y formación de todo el personal competente en la detección de los riesgos y manifestaciones de las violencias contra las mujeres tanto en el ámbito privado como en el público.
De igual forma, cabe resaltar la importancia de la acción inmediata de la ciudadanía frente a cualquier caso de violencia contra las mujeres. Tanto Juanita Aguilar como Diana Lizbeth pidieron ayuda inmediata a la ciudadanía pero nadie acudió. En los resultados de la reciente Encuesta Bienal de Culturas 2013, que indagó a más de 14.000 personas mayores de 13 años en Bogotá, de las personas que presenciaron el maltrato de un vecino a su pareja, se reveló que el 58,6% de las personas llamó a alguna autoridad, el 22% intervino para detener la agresión y el 19,4 % no hizo nada (cifras calculadas por el Observatorio Distrital de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá – OMEG) evidenciando la importancia de la corresponsabilidad ciudadana en la actuación, visibilización, rechazo y denuncia frente a cualquier tipo de violencia contra las mujeres.
En cuanto al porcentaje de mujeres agredidas en el transporte público, el OMEG analiza las cifras de la Encuesta de Movilidad 2011, que revelan un 35,4% de casos de roces (tocamientos leves sin consentimiento); el 13,1% hace referencia a manoseos; el 11% de los hechos lo constituyen los insultos obscenos; el 3,7% son miradas obscenas; el 0,7% silbidos; y el 0,7% el exhibicionismo. Otros tipos de violencia y agresiones contra las mujeres constituyeron el 12% de los hechos en contra de ellas.
Para el OMEG, buena parte de las agresiones contra las mujeres ocurridas en el transporte público conllevan una clara connotación sexual, con un 64,2% del total. En lo que tiene que ver con el lugar de ocurrencia de los hechos violentos, o las agresiones en el marco de los servicios de transporte público, la gran mayoría de éstos ocurrieron en los propios medios de transporte. De hecho, según lo reportado por las mujeres que fueron agredidas o violentadas, el 88,74% de los casos tuvieron lugar en ellos. El restante 11,6% de las agresiones o hechos de violencia ocurrieron, en cambio, en un lugar público distinto al medio de transporte. Este tipo de actos a menudo suelen pasar desapercibidos o son invisibilizados por considerarse menores, y más grave aún, en el caso de la violencia física, como en el caso de Juanita Aguilar, el agresor es dejado en libertad.
La omisión frente a la violencia contra las mujeres contribuye a reproducir los estereotipos sexistas, legitima los distintos tipos de violencias y pone en riesgo la vida de las mujeres, en una ciudad donde una mujer es asesinada cada tres días, como lo concluye una investigación de la Secretaría Distrital de la Mujer que registra un total de 1246 mujeres asesinadas entre el 2004 y el 2012[1].
Cuando se presentan fallas en el deber de prevención, es imperativo que tanto la ciudadanía como todas las autoridades competentes actúen de manera oportuna, coordinada y corresponsable, para garantizar una protección integral y efectiva que incluye el acceso a la justicia para las mujeres víctimas y sobrevivientes de las diferentes formas en que las violencias se expresan en una sociedad que tiende a tolerar y justificar estos delitos.
La prevención, denuncia y acción frente a las violencias contra las mujeres es responsabilidad de todas y todos
[1] Análisis cuantitativo y cualitativo del feminicidio en Bogotá 2004-2012. Bogotá. Septiembre de 2013. Observatorio Distrital de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá – OMEG, Secretaría Distrital de la Mujer.
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