Bogotá D.C., 16 de agosto de 2016. A la sombra del escenario se iluminan los rostros incrédulos de un grupo de niños, niñas y adolescentes, para quienes los sonidos de las blancas, las negras y las corcheas apenas empiezan a ser familiares.
Son 50 niños bajo protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) que protagonizan su primer concierto. Desde las tablas del Aula Máxima de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, ellos divisan con timidez a los más de 200 espectadores que han venido para escucharlos: son madres y padres sustitutos, servidores públicos y compañeros de juego, con quienes comparten sus días en las instituciones que hoy son su hogar.
Estos 50 participantes están aquí porque levantaron la mano para expresar su deseo de acercarse al mundo de la música. Son beneficiarios de la alianza estratégica entre la Dirección de Protección del ICBF y la Fundación Nacional Batuta, iniciativa que este año vinculó a 150 beneficiarios entre los 9 y los 17 años a un proceso de formación musical en los Centros musicales Batuta de Barranquilla, Bogotá y Manizales.
“Para mí ha sido una gran oportunidad poder aprender a cantar y a tocar algunos instrumentos, porque desde chiquito siempre me gustó la música y no tener los medios para aprenderla era algo frustrante”, cuenta Andrew Carvajal, uno de los adolescentes que hoy hará su debut en el escenario.
La directora de Protección del ICBF, Ana María Fergusson Talero, explica que la alianza se enmarca en el Proyecto ‘Sueños: oportunidades para volar’, creado para impulsar los proyectos de vida de los más de 5.000 niños, niñas y adolescentes en situación de vulneración o adoptabilidad, a partir de sus propios intereses.
“La apuesta del Instituto es lograr que los niños, niñas y adolescentes con medidas de protección no solo tengan garantizados todos sus derechos, sino que además puedan vivir experiencias en el arte, el deporte y otras áreas fundamentales para su desarrollo, de tal manera que puedan identificar sus fortalezas y les abran nuevos caminos, en este caso aprender a cantar y a tocar algún instrumento musical, que es el sueño de muchos”, explica Fergusson Talero.
La bienvenida para estos pequeños talentos, la comparte Luz Amparo Ramírez, gerente regional de la Fundación Batuta, quien se refiere a la importancia de soñar para transformar la vida e invitó a los nacientes artistas a perseverar en el aprendizaje.
“Los sueños son para cumplirlos y yo les prometo que la música abre esta posibilidad, una posibilidad que transforma nuestras vidas, porque nos ayuda a conocer nuestros talentos y la expresión de nuestro cuerpo y de nuestras emociones a través del movimiento y de una canción”, dice la representante de Batuta.
Andrew y los demás participantes de esta iniciativa estarán en los programas para el aprendizaje de Ensamble de Iniciación Musical y Coro. A través de ellos, obtendrán las destrezas básicas para el desarrollo motriz, rítmico, auditivo y vocal, mientras continúan con los procesos para el restablecimiento de sus derechos en el ICBF. Ellos esperan ser la motivación para que en 2017 sean muchos más los niños niñas y adolescentes del ICBF que empiecen a vivir el sueño de hacer música.
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