domingo, 8 de septiembre de 2013

UNA LUZ AL FINAL DEL FUCHA

Tomado de Boletín Agosto Hospital Rafael Uribe Uribe

Hace aproximadamente dos meses en una intervención realizada en el Canal del Fucha, el equipo de profesionales del  Centro de Atención Móvil a Drogo Dependientes CAMAD, identificaron a un hombre de aproximadamente 30 años, el cuál llamo especial atención, porque su aspecto físico no mostraba rasgos tan marcados como los que presentaban los demás  habitantes de calle, que se encontraban allí ese día.
Pero al igual que con los demás habitantes de calle, el equipo del CAMAD hizo contacto con él, esta vez los profesionales en psicología lograron evidenciar que este hombre podía tener una luz al final del camino, por ello lo invitaron a participar de las acciones y actividades programadas para este día, así mismo le contaron de la intervención que hace el CAMAD todos los jueves en el parque de la virgen de  Lourdes del Barrio Restrepo, allí lo esperaban si le interesaba acceder a los servicios  brindados por el Centro de Atención Móvil.
Es así como este hombre, se acerca el jueves siguiente al barrio Restrepo, para conversar con los profesionales del CAMAD, quienes lograron tocar sus fibras más íntimas y hacerle sentir que aún tenía otra oportunidad de recuperar a su familia, de salir de este estado de consumo en el que se encontraba, ya que hace casi 6 años que se había alejado del consumo y por circunstancias ajenas a su voluntad había vuelto a caer.
La familia fue el hilo conductor que logró que  este hombre, deseara volver a estar con sus dos hijos y su esposa, quien tomada de la mano de Dios y pidiendo cada día fortaleza,  lo aguardaba con el mismo amor que los unió un día; su esposa, afirma que Dios un día le dio un esposo y una familia y que ella nunca lo dejará sólo, dice también “es muy fácil casarse, formar un hogar lo difícil es realmente mantener  ese hogar”, éste es el motor que hoy la hace estar al lado de su esposo y apoyarlo para salir juntos de esta situación.
Este joven, luego de haber conversado con los profesionales del CAMAD, vuelve a ellos junto con su esposa para agradecerles por haber estado allí ese día y haberle hecho ver que su familia era lo más importante. Su esposa, asegura “que los profesionales del CAMAD son las manos de Dios en la Tierra”.
Ahora él busca ayudar a quienes como él, en un momento se pierden del camino, pero qué mejor ejemplo que el propio, para demostrar que sí se quiere se puede volver a pisar el terreno que un día se abandonó. Y opina “que el trabajo que realizan los profesionales del CAMAD hace al habitante de calle, sentirse nuevamente persona”.
Con este testimonio de vida, se hacen palpables los frutos  de una ardua pero gratificante labor que realiza el equipo de trabajo del CAMAD .

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