martes, 6 de noviembre de 2012

LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN EL PROCESO DE PAZ: ¡NO ES UNA CONCESIÓN SINO UN DERECHO¡

Gloria Flórez Schneider. Parlamentaria Andina.
Presidenta Comisión II Parlamento Andino
Defensora de Derechos Humanos

A finales de septiembre treinta y tres mujeres dedicadas a la paz en
veintiocho países del mundo - women peacemakers - reunidas en el instituto Joan B. kroc  para la Paz y la Justicia de la Universidad de San Diego CA, enviaron un  contundente mensaje  al  Presidente Juan manuel Santos, reclamando la participación de la mujer en el proceso de paz: Su petición no es un capricho, tiene como sustento  la resolución 1325  de las Naciones Unidas, aprobada en el  2000, que reconoce a las mujeres como sujetos activos en la construcción de la paz. Desde esta perspectiva, tal y como afirman las mujeres en su misiva,  ¡no es una conseción es un derecho!
Las múltiples iniciativas de  paz emprendidas por las mujeres desde lo local hasta lo nacional durante todos estos años, su  llamado permanente e incesante de una salida política  al conflicto armado interno, expresado  con creativas acciones y propuestas deben ser  un referente para este proceso esperanzador que comienza.
Mientras   trascurría la mesa de negociaciones en OSLO,  diversas expresiones de mujeres  desde Bogotá   se tomaban nuevamente la calle en “El carnaval de mujeres por la paz”, bajo la consigna:  “Las mujeres nos
tomamos la calle para acompañar el proceso de diálogo y exigir al gobierno y la insurgencia que no se levanten de la mesa hasta firmar su compromiso de poner fin al conflicto armado y construir la paz”.

El escenario de diálogo  debe poner al centro los derechos de las mujeres  y su la participación política,   porque ellas han   sufrido un continuo de violencias    a lo largo de este  conflicto. En el 2011 Amnistía internacional documentó en un informe la violencia sexual ejercida contra las mujeres en el marco del conflicto armado y su impunidad,  recomendando   una investigación por parte  de la Corte Penal internacional.
Es  hora  entonces de reconocer la fuerza creadora femenina en la construcción de  un proceso de paz  firme y duradero. De visibilizar  sus dolores y sus luchas, así como  su capacidad de transformar la impotencia  en
acción constructiva y permanente por la paz.
Es hora que las mujeres ocupemos el lugar que  por derecho no corresponde en este escenario de  diálogo. Las partes, los acompañantes del proceso y la sociedad en su conjunto, deben actuar en consecuencia.
Saludo  con regocijo  el espacio de mujeres  por la paz  que une los esfuerzos de las diversas organizaciones de  mujeres en Colombia y   su agenda concertada  para desarrollar acciones en lo local regional y nacional  en el marco de este proceso de  diálogo. Sus iniciativas  y  propuestas merecen todo el respaldo nacional e internacional.

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