lunes, 26 de octubre de 2015

Exposición Nereo y el cine en túnel de San Diego.


En el Enlace Peatonal y Galería Cultural de San Diego se presenta la exposición Nereo y el Cine: 39 fotografías en blanco y negro en las que se podrá apreciar la participación de Nereo López en realizaciones cinematográficas como productor, director de fotografía, foto fija, actor y como visitante de rodajes. 
Esta exposición desarrollada por la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura y en itinerancia con la Biblioteca Nacional de Colombia, se realiza en memoria del Decano de la fotografía en nuestro país, Nereo López, fallecido el pasado 25 de agosto en la ciudad de Nueva York.
Los interesados podrán visitar la exposición en Bogotá, en el Enlace Peatonal y Galería Cultural, administrado por Asosandiego, ubicado bajo la Carrera décima entre el Hotel Tequendama y la Iglesia de San Diego. Abierta hasta el 1 de diciembre de 2015, de lunes a sábado, de 6:00 a.m. a 9:00 p.m. Domingos de 7:00 a.m a 7:00 p.m. Entrada libre. 


Nómada de profesión y fotógrafo por vocación, Nereo López figura como uno de los artistas más influyentes del arte colombiano. Nació en Cartagena en 1920 y murió en Nueva York en 2015, ciudad que lo acogió en los últimos años. Desde muy joven aprendió a vivir despojado de la vida sedentaria y de la monotonía laboral. Prueba de ello son los diversos oficios que realizó antes de permanecer en la fotografía. La vida de Nereo parece un laberinto, pero marcado por casualidades reveladoras que guiaron a su espíritu errante. Son múltiples en espacios geográficos y tiempos los momentos que presenció y capturó con su lente. 

Los medios de comunicación impresos fueron esenciales en la obra de Nereo: Algunos de sus trabajos fotográficos más reconocidos fueron producidos mientras trabajaba con importantes casas de prensa como El Espectador, El Tiempo, O Cruceiro de Brasil y la revista Cromos; períodos durante los cuales logró componer hermosos e insólitos retratos del paisaje colombiano y recopilar una gran cantidad de lugares alrededor del mundo. Por su lente desfilaron importantes sucesos de la vida nacional y varias personalidades, desde la caída de Gustavo Rojas Pinilla en 1957, pasando por la visita del Papa Pablo VI por Latinoamérica en 1968, o la entrega del premio Nobel de literatura a Gabriel García Márquez en 1982.

Su primer acercamiento con el cinematógrafo se dio al vincularse como portero del teatro Murillo de Cine Colombia, en Barranquilla, escalando en poco tiempo a proyeccionista, administrador de teatros de barrio y asistente del Administrador General; como se le llamaba al Gerente. Más tarde es trasladado al puerto petrolero de Barrancabermeja, como Administrador General de Cine Colombia en la zona, en donde se inició, al margen, como un aficionado serio a la fotografía. Sus fotos de las actividades portuarias llamaron la atención de un viejo amigo, Manuel Zapata Olivella, y con su texto, se publicó en la revista Cromos su primer reportaje gráfico.
A lo largo de su carrera, Nereo participó en diferentes realizaciones cinematográficas como productor, director de fotografía, foto fija, actor; y como visitante al rodaje de La Sarda tomó algunas fotografías. Entre sus colaboraciones más destacadas figuran: La Langosta azul (Luis Vicens, 1954), La Ciudad Valerosa (Julio Luzardo, 1961), Tres Cuentos Colombianos: Tiempo de sequía, La Sarda y El Zorrero, (Julio Luzardo, Alberto Mejía Estrada, 1963), Libertad corrida (Ciro Martínez, 1976), Con su música a otra parte (Camila Loboguerrero, 1983), La Virgen y el Fotógrafo (Luis Alfredo Sánchez, 1983) o Cóndores no entierran todos los días (Francisco Norden , 1984). Se puede considerar que esa estrecha relación con la cinematografía llegó a influenciar decisivamente su mirada de fotógrafo. Esta correspondencia con el cine se puede ejemplificar a través de la relación con sus amigos más cercanos, entre ellos, Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, Enrique Grau y Luis Vicens. Juntos, y pese a su escaso conocimiento en producción cinematográfica, realizaron en 1954 el cortometraje, La Langosta Azul, considerada hoy día como un clásico del cine experimental surrealista colombiano, y en el cual Nereo se encargó de la fotografía fija y además interpretó el papel del “Gringo”. A partir de esta experiencia, alimentada por el carácter multidisciplinario de cada uno de estos artistas, el fotógrafo empezó a consolidar un punto de vista propio.
Hoy la obra de Nereo López tiene un aura que se extiende más allá de nuestras fronteras. Siendo a la vez testigo y actor de los siglos XX y XXI, este hombre de las imágenes, polifacético, fotógrafo, creador multidisciplinario y ante todo humanista; nos permite mirar una Colombia simple, desnuda y especial, que descubre la belleza de la cotidianidad, y rescata lo único en lo común. 
La exposición “Nereo y el Cine”, es una modesta muestra de su inmensa producción y le rinde homenaje a este gran personaje que durante décadas ha fijado la diversidad cultural del país, registrando un panorama universal del ser humano y su entorno.*
*Texto: Jessica María Rosas Esquivel y Marina Arango con aportes de Nereo López.

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