La recta final de la primera vuelta presidencial

Héctor Alonso Moreno 

Profesor asociado – Universidad del Valle 

La recta final de la campaña electoral se desarrolla en el marco de tres aspectos de sumo interés. El primero de ellos tiene que ver con el hecho de que por primera vez en la historia del conflicto político armado, se decreta una tregua unilateral por parte de dos organizaciones guerrilleras. Una en un proceso de diálogo abierto en La Habana, y otra desde la clandestinidad de los diálogos con el gobierno como es el caso del ELN. Esta tregua decretada, es sin duda alguna, una respuesta del movimiento insurgente ante la polarización que ha tenido la campaña electoral entre los amigos y los enemigos del proceso de paz, y un necesario gesto de paz para permitir que los colombianos acudamos a las urnas en la primera vuelta, en un relativo clima de silencio de los fusiles. Es una gran contribución a la necesaria confianza que debe rodear esta etapa de las negociaciones.

De otro lado, la irrupción de nuevo a la plaza pública del expresidente Cesar Gaviria a favor del candidato presidente tiene una significación bastante especial. El Expresidente Gaviria hace parte de la historia nacional no ligada propiamente al clima de violencia y agudización del conflicto político armado, pese a que ordenó aquel Decembrino domingo de constituyente de 1990 atacar el campamento de La Uribe. El país lo recuerda más como aquel presidente que logró consolidar un proceso de paz con cuatro organizaciones guerrilleras y que contribuyó enormemente a llevar al país a hacia la constituyente de 1990 y al posterior pacto de paz que se expresó en la actual Constitución de 1991.

Gaviria es un hombre de centro izquierda, que seguramente, en este momento tan crucial para la paz de los colombianos después de 25 años del último esfuerzo serio por terminar la confrontación histórica armada, va a contribuir con su experiencia y su gran capacidad de componedor y diplomático para que el camino de la paz no sea tan pedregoso como lo intentan convertir los enemigos agazapados de la convivencia civilizada, y los militantes históricos de la violencia y la agresión verbal; estos últimos tienen en el expresidente Uribe y el procurador Ordóñez sus más representativos especímenes.

Gaviria tiene la autoridad moral para contribuir a la paz de los colombianos, además de la autoridad diplomática y jurídica que le permite a asegurar que la decisión del procurador Ordóñez, que destituyó a Gustavo Petro, fue un acto de manzanillo, torticero y contrario a las más mininas normas del Estado de derecho y del derecho internacional público. Por lo menos así lo demostró la sentencia del Consejo de Estado que otorgó las medidas cautelares para que Petro, fuera de nuevo restituido en su cargo como alcalde de los capitalinos.

El expresidente Gaviria, es el espadín que requería en este momento del debate electoral y de las conversaciones de paz el expresidente Uribe. No deja de ser interesante mirar como esta lucha al seno del establecimiento entre la derecha de centro representada en Santos, la extrema derecha del expresidente Uribe y la centro izquierda del expresidente Gaviria, debaten temas tan trascendentales para el país como son el de consolidar el proceso de diálogos de paz en La Habana y el futuro diálogo con el ELN y de otro lado en función de volver a recuperar la majestad de la justicia, el Estado de derecho y el respeto por los tratados y convenios internacionales. Es decir, por la paz y la convivencia civilizada y por el respeto al derecho internacional público garantía de toda sociedad democrática.

Finalmente, hay que destacar el hecho de que por primera vez la izquierda democrática con la candidatura de Clara López Obregón registra en las encuestas de opinión de manera significativa. La campaña de Clara y Aída, ha sido bastante importante en términos de llevar un mensaje diferente a los escenarios de polarización a los que ha llegado el Santismo y el Uribismo en el presente debate electoral. El centro, que representa la propuesta de Clara a favor de la paz con justicia social es posible trabajarlo más en estos días finales de la campaña, y lograr así tener un avance cuantitativo en los históricos registros electorales de la izquierda. Sin duda alguna, el Polo Democrático y otros sectores progresistas amigos de la paz al interior de los partidos, y que hoy día no apoyan la reelección del presidente Santos, se constituirán en las fuerzas decisorias de la segunda vuelta presidencial.

Tomado de la Edición N° 00399 de Caja de Herramientas – Semana del 16 al 22 de Mayo – 2014