sábado, 31 de mayo de 2014

El voto debe ser por la Paz

Pedro Santana Rodríguez
Presidente Corporación Viva la Ciudadanía



Los resultados electorales de las elecciones del 25 de mayo dieron como ganador en primera vuelta presidencial al candidato del uribismo, Oscar Iván Zuluaga, pese a todos los escándalos que rodean a su campaña electoral. Con una votación de 3’759.784 votos que equivalen al 29.26% del total de los votos válidos, Zuluaga le sacó un poco menos del 4% a Santos quien obtuvo 3’300.020 votos para un 25.68%. En tercer lugar se ubicó la candidata conservadora Martha Lucía Ramírez quien obtuvo 1’995.456 votos o sea el 15.53% mientras que Clara López Obregón del obtuvo 1’957.463 votos para un 15.23% y el colero en esta primera vuelta fue Enrique Peñalosa candidato de la Alianza Verde que sacó 1’065.078, o sea el 8.28%. Los votos en blanco sumaron un poco más del 6% de la votación total.

Las tres campañas que enarbolaron las banderas de la negociación del conflicto esto es Santos, López y Peñalosa sacaron un poco más del 49% del electorado. Las dos campañas guerreristas obtuvieron el 44.7% del total de los votos válidos.

Durante la presente semana los partidos políticos que no pasaron a la segunda vuelta tomaron sus decisiones. La candidata conservadora como era de esperarse adhirió a Oscar Iván Zuluaga, mientras que un importante número de sus parlamentarios anunciaron su respaldo a Santos. No obstante el respaldo de Martha Lucía Ramírez estuvo condicionado a que Zuluaga le bajara el tono a sus declaraciones según las cuales el 7 de agosto si llega a la Presidencia, suspendería el proceso de negociación que se adelanta en La Habana entre el gobierno y las FARC que ya ha arrojado un acuerdo en tres de los seis puntos de la agenda pactada. Las declaraciones que dio Zuluaga el día lunes en la mañana en rueda de prensa eran muy claras en el sentido que se suspenderían las negociaciones y las propuestas que esbozó hablaban más de una rendición sin condiciones que de una negociación con las guerrillas. Sin embargo, el día martes matizó su posición y reculó abiertamente para ganar la adhesión de Marta Lucía Ramírez quien luego fue nombrada como coordinadora de la campaña uribista. Como hemos dicho la propuesta de Paz sin impunidad, levantada por Zuluaga en la práctica pone obstáculos y talanqueras que hacen imposible el acuerdo con la guerrilla a la que no le confiere un carácter político sino una organización terrorista y un cartel del narcotráfico. El cambio a nuestro modo de ver lo que busca es mandar un mensaje electoral más que un verdadero cambio en torno a la negociación. Un eventual triunfo de Zuluaga nos alejaría, de eso no cabe la menor duda, del cierre del conflicto armado. Cualquier pretexto será usado por Zuluaga para reventar el proceso. Zuluaga quiere imponer a las FARC una rendición incondicional y esto llevará inevitablemente a la ruptura de la negociación.

En estas circunstancias tanto los Verdes de la Alianza como los Amarillos del Polo dejaron en libertad a sus electores pretextando que los programas de Zuluaga y Santos no los representan. Pudo más el radicalismo a la hora de las decisiones que una decisión sensata y realista. A nuestro juicio lo que procedía era un acuerdo programático con Santos en torno al tema de las negociaciones y de la Paz. Pesaron más los argumentos esgrimidos por los sectores más radicales según los cuáles Santos y Zuluaga son la misma cosa. Un análisis de la realidad no permite sostener esta tesis. Si bien como lo hemos expresado en otras ocasiones no hay diferencias profundas en el modelo de desarrollo si hay diferencias notables en temas como la política internacional, el respeto por la oposición, el acatamiento a las decisiones judiciales y la negociación del conflicto así como el reconocimiento a las víctimas. Estas diferencias nos inclinan a reconocer que en la coyuntura actual hay que decidirse por la Paz y esta propuesta la encarna el presidente candidato Santos. Con Santos el arribo a un acuerdo que cierre el conflicto armado es muy probable así como el inicio de negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional. Por ello, a nuestro modo de ver y como lo hicieron esta semana, los movimientos por la Paz debemos apoyar a Santos en esta segunda vuelta presidencial. Los sectores progresistas, a nuestro modo de ver, se equivocan al no mandar un mensaje claro como el que tomaron tanto la Unión Patriótica como la Marcha Patriótica de apoyar sin vacilaciones la propuesta de Santos en esta segunda vuelta. La izquierda pierde la posibilidad real de haber hecho un acuerdo programático perfectamente posible en torno al tema de las negociaciones como en temas sociales: educación, salud y la protección del agua amenazada por la minería en distintas regiones del país.

Las prácticas y nexos del uribismo son sectores armados ilegales ya se han puesto de manifiesto por ejemplo, en Urabá donde las bandas del neoparamilitarismo han hecho circular panfletos en que amenazan de nuevo a los reclamantes de tierras y les anuncian que no habrá más restitución de tierras y reivindicación de los derechos de las víctimas. Esto es lo que representa el candidato de la extrema derecha. Hay circunstancias como la actual en que no podemos guardar silencio y éstas circunstancias nos obligan a tomar partido. En mi caso concreto, votaré por la Paz.
Tomado de Caja de herramientas - Viva la ciudadanía.

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