Jaime Alberto Rendón Acevedo, Economista
Se ha presentado la reforma tributaria, después de meses de amague, de incertidumbre, de tantear al país, sin que ello implicara procesos de concertación, de participación de los distintos agentes involucrados. Y vaya que el tema tributario si que es bastante sensible, sobre todo en esta sociedad caracterizada por la informalidad y la inequidad tributaria.
Pero avancemos por partes con este proyecto que promete mejores cosas, tiene el mérito de haberse planteado de entrada el tema de la equidad, vista desde las personas naturales, como su gran reto. Lo cierto es que la equidad tributaria no solamente se refiere a las personas, también debe ser un tema de las empresas, en especial en un país en el que el 99% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, sin mayores capacidades financieras e incluso tecnológicas y mucho menos para acceder a beneficios tributarios.
El tema de las empresas es importante por lo que ha significado la política de defensa y promoción a la Inversión de grandes capitales. Por ejemplo, es conveniente recalcar en lo planteado en la edición N° 303 – Semana del 18 al 24 de Mayo de 2012, cuando el tema de la presentación del Proyecto se comenzó a hacer público:
1. La promoción de las zonas francas beneficia especialmente a empresas relevantes que han encontrado en este instrumento la forma de disminuir del 33% al 15% el impuesto de Renta. Empresas que ya producían en el país, con mercados específicos que han marchitado sus antiguas empresas y se han concentrado en aquellos lugares donde obtienen los grandes beneficios tributarios. No se trata de negar esta posibilidad de producir en zonas francas, lo ideal sería que estos esfuerzos fiscales que el país realiza vayan atados a compromisos exportables, de generación de empleo e incremento de la producción. Además, ¿qué sectores estamos interesados en proteger, que productos beneficiamos? Si vamos a socializar el riego de algunas empresas este debe de ir atado a beneficios que como sociedad podamos recibir.
2. Ha sido importante parar la fiesta fiscal que se estaba haciendo a favor de las grandes empresas del país, nacionales y transnacionales, con el tema de los Acuerdos de Estabilidad Jurídica, un instrumento en apariencia para promover la inversión pero artífice de enormes inequidades fiscales. De todas maneras los acuerdos hoy existentes tienen unos costos altos para el país ya que a estas empresas, en un plazo hasta 20 años, no se les podrán modificar los tributos estabilizados de orden nacional.
3. La experiencia de la eliminación del favor tributario por la deducción del 40% de la inversión en activos fijos le traza al país un camino de demostración de la ineficiencia de estos mecanismos, que terminan por beneficiar a los grandes capitales convirtiéndose en un instrumento inequitativo que le costaba al país entre 5 y 8 billones de pesos anuales, nada más y nada menos que el equivalente a dos o tres reformas tributarias.
4. Existe una queja constante frente alta tasa impositiva de renta (33%) pero no se discute que pasa con la tasa efectiva de impuestos. En efecto los cálculos microeconómicos (por empresa) y los macroeconómicos coinciden en un rango que está entre el 14% y el 17%, convirtiéndonos en unos de los países de más baja profundización tributaria del continente. Valga decir que un micro o pequeño empresario difícilmente puede descontarse o beneficiarse de los descuentos tributarios, sus tasas serán, por lo tanto, cercanas a las tasas plenas, mientras las grandes empresas se lucran de beneficios y por ende de tasas impositivas efectivas muy por debajo de las nominales.
En esta reforma no se tocan temas como las zonas francas o los acuerdos de estabilidad, aunque ellos no se hayan firmado en el último año. La norma continuará intacta manteniendo estos mecanismos vigentes en la tributación colombiana.
Lo otro tiene que ver con el tasa del 33% de renta pero ahora distribuida en el 25% como impuesto de renta y un 8% del llamado CREE, un impuesto de destinación específica que tiene por objeto reemplazar el 13.5% que se eliminará de impuestos a la nómina, es decir, de un 3% del ICBF, un 2% del Sena y un 8.5% de la parte de salud que pagaban los empleadores. Paradójicamente, se deja el 4% de las Cajas de Compensación, como si sus funciones siguieran fieles a subsidiar la calidad de vida de los trabajadores.
Ahora, el 8% del CREE probablemente representa una mayor carga tributaria a las empresas ya que al no poderse descontar los gastos del 13.5% eliminado, la base gravable será mayor. Un cálculo rápido muestra como el efecto neto será del 4.45% y no del 13.5%. El impacto es de caja mensual, las empresas podrán contar con un mayor disponible pero a la hora de pagar renta tendrán, a lo sumo, un mayor valor a pagar.
Así, el propósito de que las empresas micro y pequeñas se vean propensas a formalizarse no tiene ningún sentido. La carga para las empresas sigue siendo considerable y sencillamente no tendrán ningún aliciente para formalizarse. Esto representa un alivio para las empresas que ya están formalizadas y con cargas salariales comprometidas, no incentiva a quienes van a hacerlo. Igual ocurre con la formalización del trabajo, el abaratarse la nómina no representará necesariamente una mayor contratación o una modificación de los contratos a los trabajadores.
Ahora bien, entre estos temas para la equidad está la simplificación del IVA. Es relevante el pasar de 7 tipos de tarifas a 3. Sin duda esto es significativo. Sin embargo, es conveniente mostrar algunos puntos que van contradiciendo el propósito inicial de la equidad:
a. Uno de los cambios importantes es la modificación de tarifa a las empresas que prestan servicios de aseo y vigilancia, pasando de 1.6% al 16%. Se resalta que entre el 80% y el 90% de los valores facturados en estas empresas corresponden a costos de personal; visto de esta forma aplicar el impuesto del 16% no solo encarecerá el servicio, sino que se terminará por gravar al trabajo, de manera tal que en este sector no se formalizará sino que podrá incluso llevar a la eliminación de puestos de trabajo. Deberá aclararse sobre qué base se va a cobrar porque si es sobre el AIU también conducirá a encarecer el servicio y bajar la demanda sobre el mismo.
b. En los restaurantes se reemplazará un IVA del 16% por un impuesto al consumo del 7%. Absolutamente todos los establecimientos de este tipo deberán asumir este pago, cuando antes solo lo hacían los restaurantes pertenecientes al régimen común del IVA (que por cierto en buena parte lo evadían). Dicho en otras palabras, el corrientazo se incrementará al menos en un 7%, mientras que los platos de los grandes restaurantes deberán en teoría bajar de precio en un promedio del 9%.
El segundo tema tiene que ver con la equidad en las rentas personales, lo que se ha llamado el Impuesto Mínimo a las Personas Naturales (IMAN). De entrada, es plausible el hecho de hacer que los que más ingresos tienen sean los que más renta paguen. El pasar de una tasa promedio efectiva del 5% a una tasa del 15% hará que quienes deban asumir su responsabilidad con la sociedad lo hagan, sin trampas o buenos argumentos, para hacer caer por fin aquel dicho cruel de que “uno no es que pague demasiados impuestos sino que tiene un mal contador”.
Los gravámenes recaerán en rentas desde a 2.3 millones, pero en especial se incrementarán en rentas superiores a seis millones de pesos y se aplicará la mayor tarifa a rentas por encima de los 20 millones de pesos. Acá hay elementos que se deben contemplar y hacer cálculos que sólo el Ministerio de Hacienda y la DIAN pueden realizar de manera exacta en su momento, en cuanto a las depuraciones a dichas rentas laborales y las deducciones a las que tenga derecho. Otro elemento tiene que ver con la eliminación de la retención en la fuente, esto sin duda representará un mayor ingreso para los trabajadores de menores rentas, pero operativamente se convertirá en un problema para quienes si pagarán renta, ya que toda estará concentrada en un solo pago anual.
Concluyamos entonces: la equidad tributaria debe ser también para las empresas, en un país donde el modelo de desarrollo por su apuesta en la horizontalidad de las políticas ha privilegiado los grandes capitales, concentrando aun más el ingreso. La eliminación de un 13.5% de los impuestos a la nómina si representará, como se dijo, a lo sumo, un alivio a las empresas, es una medida interesante para “depurar” los costos laborales.
Por otro lado, la buscada equidad tributaria, vista sólo desde las personas naturales, no es clara; el mayor peso de estos rubros quedará en salarios que van entre 4 smmlv a 10 smmlv, que es donde está el grueso de los profesionales medios del país o lo que se constituye como la clase media, que es, en últimas, el soporte al consumo.
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