jueves, 11 de octubre de 2012

Una experiencia piloto para modernizar la formación de precios de los alimentos en Corabastos


PilotoenCorabastos

En línea con lo propuesto por el Secretario distrital de Desarrollo Económico, Carlos Simancas, en el sentido de diseñar un sistema transparente de formación de precios para los alimentos en la Central de Abastos de Bogotá, Corabastos, tuvieron lugar durante la primera semana de octubre, pruebas piloto para la creación de una cámara de compensación, con dos productos, inicialmente: la cebolla cabezona y la mazorca.
La importancia de la regulación de precios se basa en que la Central de Abastos lidera, en gran medida, la tendencia de los precios de los  alimentos en el país. Una medida de regularización pública y abierta, permitiría, de acuerdo con Simancas, “acabar con los monopolios de compras y garantizar mejores precios a los ciudadanos”.
Con este sistema también se buscaría que las transacciones dejaran de hacerse en efectivo y sin registro, y fueran reguladas. Para José Tobías Agudelo, subgerente comercial y de negocios de Corabastos, lo que se pretende es desarrollar la gobernabilidad en el tema de la regulación de precios, y agilizar la comercialización. “El objetivo es romper el canal tradicional. Así mismo, ir buscando la facturación de cada transacción, la legalización de los comerciantes, a través del Registro Único Tributario, y establecer diferentes niveles de volúmenes, en un primer momento con los mayoristas, porque a veces se mezclan mayoristas con minoristas en las negociaciones, y esa intermediación del minorista es la que encarece los productos”.
¿Cómo se desarrolló el piloto?
En horarios diferentes, se recibió a los productores de papa y mazorca. El proceso se desarrolló en una zona conocida como el Martillo (parqueaderos), en Corabastos. Un inspector procedió a efectuar la vigilancia y control del producto, en términos de calidad y empaque. Así mismo, realizó el registro de placas. El número de placa permite conocer los vehículos que llegan a la Central y el tipo de productos que transportan.
En estricto orden de llegada, se le entrega a cada ofertante una ficha. Estos deben entregar las cantidades, volúmenes y procedencias al  registro del lote, se hace la ficha de la transacción y se les da la boleta de autorización de salida. “Poco a poco, se va a ir armando una base de datos de productores. De esta manera, se realizarán unas tablas y diagramaciones por mes para ver el incremento o la baja en la producción”, afirma Agudelo.
Con ese registro, el ofertante se tiene que acercar a informar si su producto ya tiene un destino o está libre para entrar a la subasta. Esto por cuanto, mucho productor ya tiene transada la producción con un mayorista. “Inclusive, algunos comerciantes, cuando hay escasez, van directamente a las fincas y compran el lote con anterioridad”, comenta el subgerente comercial de la Central.
Camino a la modernización
A futuro, la zona va estar encerrada por una malla, para que ninguna persona extraña al proceso tenga acceso. A través de carnet, todos los actores vinculados en las negociaciones de compra deben estar identificados.
En este primer piloto se llevó a cabo un protocolo que consistió en saludar a los productores, explicarles cuál es el objetivo del mismo y aclararles que la idea es ir extendiendo esta experiencia. José Tobías Agudelo explicó que la modernización tomará algún tiempo. Por lo pronto, se va a realizar una visita a la bolsa mercantil de Colombia, con el fin de mirar su modelo, “en aras de extraer las mejores prácticas para ir adoptando algunos de sus procedimientos y procesos. La idea es que en diferentes sitios de la corporación se estén mostrando, a través de pantallas de televisión, la oferta y la demanda de los productos, lo que implica un componente de tecnología. Debemos ir caracterizando tanto el producto como el mecanismo de participación de  actores (compradores, productores, comerciantes, intermediarios) y, obviamente, ir fortaleciendo el sitio para ese proceso, dado que para cada producto habrá un espacio diferente. Lo que se busca, en definitiva, es establecer unos mecanismos de regulación y que, a través de este monitoreo, Corabastos determine algunas características específicas de los productos, tales como procedencia, calidad, volumen, etc.”.
Disminuir la intermediación y hacer más transparente el proceso de compras
De acuerdo con uno de los encargados de conocer y hacer públicos los precios que se establecen día a día en la Central, “al evitar la intermediación va a haber más ganancia para el mismo comerciante, pero también para el consumidor final”.  Y agrega, “en Colombia, quien se está quedando con la plata es el intermediario; este compra barato en el agro y vende caro en las centrales de abastos. Al pequeño agricultor no le llega lo que verdaderamente debe ganarse, y el que está pagando ese dinero es el consumidor final”.
Otras pruebas piloto están previstas con frutas, tubérculos (papa) y hortalizas (cítricos), cuyas fechas están por definir.  Cabe señalar que la papa es uno de los productos que más llega a la Central, por ser uno de los más consumidos en la dieta de los colombianos.
“Lo que queremos es que el comerciante tenga una información de cómo está el mercado, cómo es la formación de precios, cuál es la tendencia, de dónde están llegando más productos. Ellos, a través de la experiencia, tienen establecido cuántos viajes de determinado producto se requiere para el mercado del día. Esa información juega un papel importante para la formación de precios, dado que el comerciante  establece si hay abundancia, estabilidad o deficiencia del producto”, agrega Agudelo.
Una vez tabulada esa información,  las pantallas informarán a la cadena comercial primaria, que es la de los comerciantes, qué cantidad de productos en determinado momento llega a la Central. La bolsa se irá tecnificando y se espera que a futuro los productores –previamente registrados– puedan comunicar vía telefónica o por Internet, la cantidad y los productos que traerán el día de compra. También se espera que a futuro la información pueda ser consultada a distancia, por medios electrónicos o celular, por toda la ciudadanía, para garantizar una mayor transparencia en todo el proceso de formación de precios.

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