viernes, 2 de mayo de 2014

Grafiti y caosmos

El espacio natural del grafiti es el espacio público y por ello es un acto político. La práctica del grafiti se asocia a las nuevas ciudadanías y los jóvenes bogotanos asumen esta práctica como su escenario político. Pero los jóvenes no están solos en este espacio y las acciones de “limpieza” de grafitis de las infraestructuras viales de la calle 26 la han convertido en una ágora de las tensiones entre muy diversos sectores, hasta el punto de llegar al ataque frontal contra murales conmemorativos que tomaron la estética del grafiti y que debe ser rechazado. Todo esto merece la mayor atención de las instituciones. 
Las acciones de la administración distrital se han encaminado a propiciar un modelo de ciudad sostenible donde el espacio público es protagonista principal y el grafiti es asumido como una forma de la cultura y el arte de nuestra época. Un modelo de gestión donde “lo otro”, el disenso, la naturaleza y los animales son considerados parte orgánica del ecosistema que tenemos que lograr preservar. La comunidad está hecha de la diferencia y la diversidad. Sin ellas, no existe. Con este enfoque se vienen construyendo desde la administración procesos de diálogo, concertación y responsabilidad. De esta gestión han resultado normas y procesos pedagógicos y de preservación que están en práctica.  
El Acuerdo 482 de 2011 del Concejo de Bogotá, en el que se señala que “la administración Distrital establecerá una serie de estrategias pedagógicas y de fomento, articuladas con temas de convivencia, cultura ciudadana y ambiente, con la finalidad de preservar el paisaje y el espacio público”; y elDecreto 75 de 2013 de la Alcaldía de Bogotá "por el cual se promueve la práctica artística y responsable del grafiti en la ciudad”, asumen esta práctica desde otro enfoque y demandan que la administración construya mecanismos integrales que reconozcan la existencia de nuevas prácticas culturales y artísticas, que se abran espacios institucionales para su manejo y se levanten penalidades acotadas a la envergadura de las posibles contravenciones. Sin duda no es tarea fácil construir esta actitud dialéctica que demanda un trabajo intersectorial concreto y la integración al delicado manejo de lo cultural y artístico (cuando ello irrumpe) por parte de instituciones urbanas habituadas a tratar estas dimensiones de manera cosificada y ornamental. Así quienes proclaman la contradicción de la administración practican una lógica de desconfianza ante la complejidad de un mundo cambiante y de una humanidad que se reinventa constantemente. Lograr un orden que nos proteja del caos pasa por escuchar y entender ese caos. 
La Mesa Distrital de Grafiti y la mesa interinstitucional para la reglamentación del grafiti sesionan semanalmente, el tema, además, tiene un alto interés teórico que alienta estudios políticos, sociales y culturales. El sector cultura de la ciudad asume la responsabilidad de ser principal interlocutor en este debate y trabaja por lograr un enfoque diferente al de criminalizarlo.   
Clarisa Ruiz Correal
Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte

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