viernes, 20 de diciembre de 2013

¡No es que me alegre, pero… siento un fresquito!

Henrik López
Profesor universitario



Sin lugar a dudas, el Sr. Procurador Ordoñez es el personaje del año en Colombia. No ha habido personaje más polémico que él. No hay tema en que no tenga algo que ver y muchas de sus actuaciones y decisiones han generado una enorme polémica. Sin lugar a dudas, la decisión de destituir al Superintendente Financiero y al Alcalde Mayor de Bogotá, son las decisiones, recientes, más polémicas. Pero creo que son polémicas por las razones distintas a las que se han expuesto.

En primer lugar, no hay cómo saber, al menos al momento de escribir estas líneas, si el Alcalde Petro incurrió o no en falta disciplinaria. Cada día aparecen testigos que afirman que fue víctima de un complot por parte de las empresas privadas de aseo. Sea cierto o no, lo grave es que no se conoce con base en qué la Procuraduría General de la Nación adoptó la decisión. El escueto comunicado indica que varios hechos fueron probados. Vaya uno a saber, pues por ahora es secreto. Es escandaloso que se destituya al segundo cargo público del país y no se conozca con base en qué fue destituido. La excusa de la falta de notificación, aducida inicialmente, carece de sentido ante la conducta concluyente del afectado. Pero más, los electores tienen derecho a conocer y la Procuraduría el deber de mostrar. ¿Será una versión novedosa de los juicios de fe? El acusado y condenado debía saber bien porqué fue acusado y condenado. El control quedaba en manos de Dios.

Pero este ocultamiento también tiene otra cara, no relacionada con el desprecio hacia la democracia. Se trata de la extraña inspección ordenada por la Fiscalía. Al parecer, la inspección fue necesaria para conocer del expediente y la decisión; el Procurador advirtió que los elementos materiales probatorios hacían parte del secreto del sumario, debiéndose mantener ocultos. Pues bien, si el Sr. Alcalde Petro tomó decisiones manifiestamente contrarias a la ley, como se sugiere en el comunicado de la Procuraduría, ¿acaso no tenía el Sr. Procurador la obligación de comunicar inmediatamente al Sr. Fiscal General de la Nación de la posible existencia de un hecho punible? Al parecer, porque no se sabe qué hizo, no envió la información, pues de lo contrario no habría sido necesaria la inspección. ¿Por qué insiste en el secretismo? ¿Acaso hay afán de protagonismo? ¿Acaso emula a Torquemada?

Pero estos son males que, al menos, la institucionalidad puede resolver. Ya el Consejo de Estado ha comenzado a echar para atrás algunas destituciones del Sr. Procurador. Y con el debate iniciado, seguramente caerán inhabilidades, pues la jurisprudencia de la Corte Interamericana es precisa. Muy probablemente las soluciones no lleguen a tiempo, pero, y con pesar para quienes tienen que sufrir esa espera, esa es la dinámica de la justicia. Otra cosa es la sociedad.

Cualquier observador que llegara de improviso a Colombia se maravillaría de la unidad del país en torno a su indignidad contra el Procurador. Se han alzado voces que protestan por la destitución de un funcionario ejemplar que luchó contra los truculentos tejemanejes del sistema financiero. Igualmente, se han alzado gritos al cielo en contra de la destitución de un alcalde elegido popularmente y que se enfrentó a la voracidad de los contratistas privados del manejo de basuras. Podría pensar que en ese país todos se unen ante la injusticia. Pero una mirada, no necesariamente muy profunda, se daría cuenta de que no es UNA voz de indignación contra el Sr. Procurador. Simplemente son voces aisladas que expresan su indignidad cuando aquellos merecedores de su admiración son objeto de las decisiones del Sr. Procurador. Si son los otros, simplemente voltean la mirada…

De acuerdo con la revista Semana, el Procurador ha destituido a 828 alcaldes, 49 gobernadores, 622 concejales, 22 congresistas y 18 diputados. Sólo hasta ahora exponen y sacan a relucir la decisión de la Corte Interamericana sobre los derechos políticos y, en particular, el derecho a ser elegido, del 1 de septiembre de 2011. ¿Por qué no antes? ¿Acaso a algunos de estos 1539 funcionarios de elección popular no sufrieron violaciones de su derecho al sufragio pasivo? No hay respuestas. Es probable que no fueran del gusto de unos, o que pensaran que “se lo merecían”, o que, “dado que penalmente no se puede con ellos, al menos sí disciplinariamente”. Lo que sea. Pero lo cierto es que no es una defensa igualitaria.

Esto es escandaloso. La injusticia y la indignidad que causan las decisiones del Sr. Procurador no pueden basarse en “las calidades” de la víctima de turno. No. Las decisiones del Sr. Procurador son injustas y causan indignidad cuando son desproporcionadas, cuando carecen de fundamento, cuando son producto de la interpretación amañada de la Constitución y la ley, cuando buscan imponer su credo religioso o sus convicciones políticas. No cuando nos gusta el funcionario sancionado.

Desde hace años siempre se ha dicho que la “justicia es para los de ruana”. Eso no se ha perdido, pero ya no es denunciado. Hoy, al parecer, se cuestiona que se juzgue a alguien del mismo “combo”. Y si es del otro, “no es que me alegre, pero… siento un fresquito”.

Pues, precisamente, ese “fresquito” es lo que da espacio para las actuaciones arbitrarias de los poderosos. No simplemente aquellos con poder político y grandes empresarios. También los micro-poderes. El bandido de la esquina que azota al barrio. El matón de la escuela, que matonea a diestra y siniestra. Mientras que volteemos la cara ante la humillación del otro, ante su exclusión y sintamos ese “fresquito”, poco o nada se logrará con tanta indignación.

Quizás sea oportuno recordar al pastor Luterano Martin Niemöller, cuando hacía su llamado famoso: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista…”. Pero… muchos dirán… ¡Qué tontería, el autor es Luterano! ¡Qué tontería, ya no hay nazis!, ¡Qué tontería, se lo merecen los comunistas! ¡Qué tontería, se lo merecen los burgueses!... En algún momento alguno dirá ¡Qué tontería, nos quedamos solos! Eso sería un escándalo.Edición N° 00382 – Semana del 20 al 26 de Diciembre – 2013

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