viernes, 12 de abril de 2013

El vuelo de la libertad


El páramo Cruz Verde, ubicado en los cerros orientales de la localidad de San Cristóbal, es el nuevo hogar de un águila de páramo que fue rehabilitada en el Centro de Recepción de Fauna Silvestre de la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA).

SDA, abril 11/2013.- Dos largos años tuvieron que pasar para que una encopetada águila de páramo volviera a adornar los cielos de los cerros orientales capitalinos con su majestuoso vuelo.
A mediados de octubre de 2010, la Policía Ambiental y Ecológica le hizo entrega a la Secretaría de Ambiente de un águila de páramo de edad juvenil, que presentaba una alta  aceptación y adaptación al ser humano.
El águila, con plumaje opaco y pocas habilidades de caza y vuelo, fue entregada voluntariamente por un ciudadano en el  Terminal  Terrestre del Salitre de Bogotá, quien primero la alimentó con carne y luego se la entregó a las autoridades policivas.
Inmediatamente, el ave ingresó al Centro de Recepción de Fauna Silvestre de la SDA, donde día y noche expertos aunaron esfuerzos para poder recuperarla totalmente, rehabilitarla y de esta manera poder reintroducirla a su hábitat natural,  el páramo.
Mientras el “alado” recuperaba sus instintos de ave rapaz, el águila habitó en una jaula de vuelo de más de 12 metros cuadrados, con varias perchas para que ejercitara, sus músculos y  su vuelo; esta jaula está dotada de varios orificios por donde se introducían presas vivas, como ratones, codornices y conejos que se dejaban a su disposición para que afinara sus técnicas de caza.
A diario, zootecnistas, veterinarios, biólogos y cuidadores de la SDA observaban desde una pequeña rendija el comportamiento del ave. Así, contaron el número de vuelos que hacía de pecha en percha y el tiempo que demoraba en cazar su alimento.
Poco a poco, su sucio y afectado plumaje empezó a mudar, para luego mostrar plumas desarrolladas, brillantes, fuertes y limpias.
Luego de tantos días y noches de espera, el pasado miércoles 10 de abril, la libertad dijo presente, y esta noble pero imponente ave volvió a nacer, a volar y a reinar.
El cerro Cruz Verde, ubicado en los cerros orientales de la localidad de San Cristóbal, fue el escogido como el lugar del gran acontecimiento, ya que es un sitio donde conjugan todas las condiciones necesarias para que la majestuosa águila se desenvuelva a cabalidad, y de paso cumpla la función dentro de la cadena alimenticia animal.
Desde tempranas horas de las mañana, los profesionales de la Secretaría de Ambiente y de la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR) se alistaron para trasladar al ave desde las instalaciones del Centro de Fauna en Engativá hasta el sitio escogido.
Los frailejones, la niebla, el viento y unos tímidos rayos de sol se peleaban los primeros lugares para presenciar esta victoria de la naturaleza. Entre tanto, los nervios, la ansiedad y la alegría se plasmaron en los rostros de aquellos que durante este largo tiempo se encargaron de recuperar al águila.
Al abrir el guacal, la rapaz levantó vuelo y se perdió lentamente entre el verde de las montañas y el azul del cielo, y así empezó de nuevo su nueva vida en su hábitat natural.
“Este vuelo fue un gran agradecimiento para todos creemos y trabajamos para que los animales silvestres estén en su hábitat y no en jaulas o en encierros, o en casas donde los tratan como mascotas”, dijo Carmen Rocío González, subdirectora de silvicultura, flora y fauna de la Secretaría de Ambiente.
Recuperando el instinto
Cuando la rapaz fue entregada voluntariamente, el ciudadano aseguró que era alimentada con carne y que estaba muy acostumbrada al contacto y a la presencia de los seres humanos.
Por tales motivos fue imperioso comenzar con un plan especial de rehabilitación, previamente diseñado por los profesionales de la Secretaría de Ambiente, que inició con poner al ave en estado de cuarentena.
Luego fue trasladada a un encierro de rehabilitación especialmente diseñado para este tipo de aves. En este lugar el águila fue aislada del contacto con el exterior, para poder realizar el trabajo de rehabilitación que consistió en manejo nutricional y comportamental.
En este proceso se logró que poco a poco el águila recuperara su destreza cazadora. Su habilidad para volar también mejoró notablemente con el paso de los días, gracias a las prácticas y ejercicios de vuelo realizados por el personal de la SDA.
Poco a poco, factores como el peso y la condición corporal empezaron a denotar la mejoría del ave.
El cambio de plumaje fue una de las principales evidencias de recuperación de esta ave,  para que finalmente, luego de dos años de proceso de rehabilitación se diera vía libre para iniciar con los preparativos del gran día.

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