Por: Roberto Sáenz
En medio de los ataques lanzados desde los sectores más retardatarios contra las posibilidades del proceso de paz de La Habana, se abre paso una propuesta que refresca el panorama. Las fuerzas más progresistas de Colombia se unen en un esfuerzo sin precedentes para respaldar a una sola voz el camino que el Gobierno y las FARC han trazado hacia una paz duradera.
Salir este 9 de abril a marchar por la paz, no se trata solamente de apoyar los esfuerzos de las partes en conflicto. Más importante aún, se trata de demostrarle al país que existe ya una fuerza social madura conformada por una sociedad civil que se expresa en su diversidad logrando una movilización multitudinaria. No se trata entonces de una nueva fuerza que entra en el escenario pero si de una expresión renovada de la misma.
Bogotá, como sede de la marcha, tiene la responsabilidad de estar a la altura de la historia que la precede siendo bastión de la democracia y la diversidad en Colombia, renovando su vocación este 9 de abril, demostrándole al país entero que los defensores de la Paz son muchos más que sus detractores.
Esta marcha tiene un objetivo y un mensaje muy claros: Jugársela por la paz implica asumir que, cuando se firme la paz en La Habana, la sociedad civil es la mas interesada en refrendarla para hacerla duradera. Debe convertirse, por tanto, en su más férreo garante y esto implica no solamente acatar lo correspondiente a los acuerdos sino ir aún más allá: lograr que los habituales enemigos agazapados no echen a perder esta oportunidad.
La paz no es una obra estática por el contrario es una obra dinámica que debe comprender el mundo actual y las nuevas expresiones sociales que exigen el trámite incluyente de sus propuestas. Una sociedad civil renovada hacia la paz debe integrar la multiplicidad expresada en las nuevas formas de ejercer ciudadanía que surgen con el correr de los tiempos y debe garantizar sus derechos, debe valorarlas como fortaleza de la nación y promover su desarrollo.
Estos aprendizajes ciudadanos que se vienen concretando en ejercicios hacia la paz deben quedar plasmados como impronta en la sabiduría colombiana hacia el futuro. El germen de la guerra solo pudo prosperar en Colombia porque una sociedad civil menguada en tiempos anteriores no pudo imponer propuestas de paz. Es este el momento histórico en que las mayorías pueden demostrar que solo a través de su concurso es posible erradicar hacia el futuro cualquier posibilidad de que regresemos a la oscuridad de la guerra.
La expresión de las nuevas ciudadanías en la marcha por la paz del 9 de abril no solo se hace necesaria sino fundamental en la consolidación de una sociedad civil renovada. Expresarnos este nueve de abril en la marcha por la paz se convierte en una obligación con la historia. Porque ahora somos más, ahora si lograremos la Paz.
Salir este 9 de abril a marchar por la paz, no se trata solamente de apoyar los esfuerzos de las partes en conflicto. Más importante aún, se trata de demostrarle al país que existe ya una fuerza social madura conformada por una sociedad civil que se expresa en su diversidad logrando una movilización multitudinaria. No se trata entonces de una nueva fuerza que entra en el escenario pero si de una expresión renovada de la misma.
Bogotá, como sede de la marcha, tiene la responsabilidad de estar a la altura de la historia que la precede siendo bastión de la democracia y la diversidad en Colombia, renovando su vocación este 9 de abril, demostrándole al país entero que los defensores de la Paz son muchos más que sus detractores.
Esta marcha tiene un objetivo y un mensaje muy claros: Jugársela por la paz implica asumir que, cuando se firme la paz en La Habana, la sociedad civil es la mas interesada en refrendarla para hacerla duradera. Debe convertirse, por tanto, en su más férreo garante y esto implica no solamente acatar lo correspondiente a los acuerdos sino ir aún más allá: lograr que los habituales enemigos agazapados no echen a perder esta oportunidad.
La paz no es una obra estática por el contrario es una obra dinámica que debe comprender el mundo actual y las nuevas expresiones sociales que exigen el trámite incluyente de sus propuestas. Una sociedad civil renovada hacia la paz debe integrar la multiplicidad expresada en las nuevas formas de ejercer ciudadanía que surgen con el correr de los tiempos y debe garantizar sus derechos, debe valorarlas como fortaleza de la nación y promover su desarrollo.
Estos aprendizajes ciudadanos que se vienen concretando en ejercicios hacia la paz deben quedar plasmados como impronta en la sabiduría colombiana hacia el futuro. El germen de la guerra solo pudo prosperar en Colombia porque una sociedad civil menguada en tiempos anteriores no pudo imponer propuestas de paz. Es este el momento histórico en que las mayorías pueden demostrar que solo a través de su concurso es posible erradicar hacia el futuro cualquier posibilidad de que regresemos a la oscuridad de la guerra.
La expresión de las nuevas ciudadanías en la marcha por la paz del 9 de abril no solo se hace necesaria sino fundamental en la consolidación de una sociedad civil renovada. Expresarnos este nueve de abril en la marcha por la paz se convierte en una obligación con la historia. Porque ahora somos más, ahora si lograremos la Paz.
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