El 19 por ciento de los hogares bogotanos no tiene capacidad de pago, lo cual es determinante para la formulación de políticas públicas. Aunque los estudios demuestran que la pobreza e indigencia en la ciudad han disminuido, la mayor parte de la población solo tiene para cubrir sus necesidades y gastos básicos.
Boletín No. 24
Bogotá, Abril 10 de 2013. De acuerdo con los resultados de la investigación “Calidad de vida Urbana y capacidad de pago de los hogares bogotanos 2011”, en Bogotá 414.167 hogares no tienen capacidad de pago ni alcanzan a cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, este indicador no afecta únicamente a las familias pobres, puesto que se demostró que hogares sin esta condición también pueden verse afectados en el momento de pagar impuestos. Esta cifra, comparada con la del 2004 se redujo nueve puntos porcentuales, pasando del 28 al 19%.
Los resultados de este estudio, realizado por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo –CID- de la Universidad Nacional de Colombia para la Secretaría Distrital de Planeación –SDP- con base en la Encuesta Multipropósito de Bogotá 2011, fueron socializados con los representantes de la Administración Distrital y de los municipios de la región, en el seminario “Estratificación y estudios relacionados”, realizado el 10 de abril.
Ciudad Bolívar, Usme y San Cristóbal son las localidades en donde existe menor capacidad de pago, mientras que en Teusaquillo, Chapinero y Usaquén casi la totalidad de los hogares si cuentan con ella.
El desempleo es uno de los principales factores asociados con esta problemática. De acuerdo con Manuel Muñoz, expositor y experto en índices de calidad de vida, “el problema para mejorar la capacidad de pago y los ingresos es la falta de empleo y la calidad de este. Si disminuye el desempleo aumentaría la capacidad de pago de los hogares y por tanto, la calidad de vida”.
El estudió concluyó que una gran parte de los hogares de estratos 3 (91%) y casi la totalidad de los de 4, 5 y 6 (99%) sí tienen capacidad de pago. Los ingresos de los estratos bajos se destinan exclusivamente para cubrir las necesidades mínimas, mientras que los hogares de estratos altos sí tienen capacidad para adquirir lo básico y otros bienes de confort y de lujo.
Estratificación: una herramienta para actualizar
La estratificación es un instrumento que permite focalizar el gasto público y se emplea para cobrar los servicios públicos domiciliarios con tarifas diferenciales por estrato. De esta manera, los hogares que tienen mayor capacidad económica pagan más por los servicios públicos y contribuyen para que los hogares que tienen menor capacidad, también puedan acceder a dichos servicios. Los estratos 1, 2 y 3 son subsidiados, el estrato 4 paga las tarifas al costo de prestación de los servicios y los estratos 5 y 6 contribuyen.
La herramienta actual fue desarrollada por el Departamento Nacional de Planeación –DNP- en el año 1996 y a partir de 2004 el Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE- recibió la responsabilidad de definir la metodología de estratificación socioeconómica y cada municipio de hacer su aplicación; es decir que el actual modelo de estratificación urbana tiene más de 16 años y está basado en un método estadístico desarrollado en la década de los cincuenta. Por esta razón, “su pertinencia no está ajustada a la realidad actual de la ciudad, entre otras cosas, porque en la época en que fue desarrollado el modelo prevalecían en la ciudad las casas y no la propiedad horizontal (edificios) que ahora representa el 62%, lo cual impide, junto a otras características como el mejoramiento de infraestructura, redes de servicios, etc., que se determine adecuadamente el estrato en los diferentes sectores de la ciudad”, aseguró Ariel Carrero, Director de Estratificación de la Secretaría Distrital de Planeación.
Entre la estratificación y la capacidad de pago
El DANE y la SDP están realizando estudios para modificar el modelo actual de estratificación utilizando diferentes variables catastrales como el valor del metro cuadrado, la ubicación, estado de las viviendas en su interior y exterior, etc. Sin embargo, “Colombia todavía está muy lejos del ideal que sería poder conocer la capacidad de pago de las personas y fijar las tarifas y subsidios de acuerdo con esto”, manifestó Jorge Iván González, expositor y consultor experto en capacidad de pago.
Para el investigador lo mejor sería saber cuáles son las condiciones reales de las familias, porque a pesar del estrato todos los hogares pueden tener dificultades, como el desempleo de alguno de los miembros del hogar, lo cual representa una barrera que impide asociar el estrato con la capacidad de pago.
Aunque cada ciudad debería tener su propio mecanismo para focalizar el gasto público, todas deberían llegar a un punto intermedio que sería fijar las tarifas no por el estrato ni por la capacidad de pago, por su complejidad, pero sí a través de la información catastral (valor del metro cuadrado, la ubicación, estado de las viviendas en su interior y exterior, etc.) y los avalúos, y a partir de esta base fijar las tarifas. Esto sería un balance entre los impuestos y el subsidio.
Así mismo, González aseguró que los tributos (el dinero recaudado a través de los impuestos) son indispensables para el desarrollo social. “Si las ciudades no tributan no son sostenibles. El porcentaje de tributación está aumentando en todos los países para poder mantenerse y tener la capacidad de invertir en educación, salud, infraestructura, etc. Si tuviéramos niveles más altos de tributación, como Cuba, Estados Unidos o los países europeos, no tendríamos tantos problemas sociales ni de desarrollo porque habría recursos suficientes para subsidiar y equilibrar el gasto social”.
Con la realización del Seminario, “abrimos el debate para que de acuerdo con la información de los temas expuestos, ajustados a los de cada municipio, estos también puedan aportar para buscar entre todos propuestas orientadas a la modificación y actualización del modelo de estratificación urbano”, concluyó Carrero.
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