domingo, 8 de junio de 2014

Un encuentro necesario

Alonso Ojeda Awad
Ex embajador de Colombia, Director programa paz – Universidad Pedagógica Nacional



El Programa de Paz de la Universidad Pedagógica Nacional, consciente de su responsabilidad frente a los urgentes y esperanzadores diálogos de Paz en La Habana Cuba, programó y realizó el foro “Conflicto armado y proceso de Paz”, en el campus de la Universidad con el ánimo de aportar al conocimiento y a la socialización de los tres puntos de la agenda ya negociados y abrir la discusión sobre los dos puntos restantes.

A este importante evento la Universidad invitó al señor Presidente de la República para que él pudiera alternar en un ambiente académico con la comunidad universitaria y explicarle el profundo significado que estos memorables hechos tienen en la historia de la Nación. El Presidente por su apretada agenda delegó su presencia y su intervención en el Alto Comisionado para la Paz Sergio Jaramillo, integrante del académico grupo que representa a la Nación en las conversaciones con las FARC que se llevan a cabo en Cuba. El foro contó también con la presencia de dos destacados intelectuales comprometidos con la solución política del conflicto armado y representantes de la sociedad civil, los doctores Darío Villamizar, asesor del PNUD y Luis Eduardo Celis de la Corporación Nuevo Arco Iris.

El Alto Comisionado para la Paz Sergio Jaramillo, planteó el punto principal de su intervención en lo que él llama “La paz territorial” que es el espíritu central de la negociación. La Paz es una inaplazable oportunidad de beneficio para la nación colombiana y según sus análisis también la buscan las FARC. De esta manera estaríamos ad portas de resolver una serie de problemas muy graves en el país que la desmovilización no ha resuelto y que juntos podemos resolver los problemas reales que enfrentan nuestros territorios.

La verdadera paz está allí en los procesos sociales de participación que se expresan desde las regiones, pero que deben estar articuladas con las políticas de Estado en lo que tiene que ver con la problemática rural, tenencia y producción de la tierra, salud, educación y planes de formación para la juventud campesina. El plan de Paz que se vaya ideando debe tener en cuenta las realidades específicas de nuestras regiones que durante tanto tiempo han estado esperando una solución armoniosa a sus dificultades, y que cuente con la vinculación salomónica de sus recursos y potencialidades sociológicas y económicas.

Fue claro al plantear que se deben cambiar las condiciones sociales que generan la violencia porque si estas no se cambian y no se transforman, el ciclo de la violencia será repetitivo. La base fundamental de la propuesta que tiene el Gobierno Nacional en la temática de Paz son precisamente estos esfuerzos de cómo suministrar tierra buena a los campesinos, de mejorar con riegos adecuados el uso de la tierra y buscar el fortalecimiento del catastro rural. Mientras no se tenga un actualizado y moderno sistema de catastro, las corrupciones y las injusticias en el campo serán pan diario porque precisamente la falta de un moderno sistema de catastro fue lo que permitió el lavado de dinero con las tierras e impidió la formalización y la titulación a los pequeños propietarios agrícolas. La tierra que se entregue a los campesinos debe tener toda la ayuda técnica e infraestructural que se requiera en relación a riegos y a correctas adecuaciones topográficas. Además el Estado debe garantizar buenas semillas y confiables cadenas de distribución de sus productos para que más tarde el campesino, no termine sufriendo las leyes de un mercado desaforado y empobrecedor de los pequeños agricultores.

En conclusión, el problema de la Paz es un problema territorial donde tiene que definirse una activa participación política con la construcción de visiones pedagógicas que le den un sentido a las políticas de tolerancia que requiere el campo y donde no se vuelva a hablar de enemigos políticos sino de adversarios políticos. El verbo “no matarás” debe ser la razón fundamental de toda discrepancia política. Y desde este punto no volverá a haber armas en la confrontación o en la discusión política.

En relación al tercer punto de la agenda referido a las drogas, manifestó que la ausencia de Estado en las regiones campesinas ha permitido el desarrollo de la pobreza y la marginalidad lo cual ha sido terreno propicio para el surgimiento y desarrollo de los cultivos ilícitos. Es urgente trabajar con las comunidades para generar formas diferentes de pensar y de producir como nueva forma de institucionalización en el territorio basados en premisas fundamentales de inclusión social. Planteó que el problema actual no es el problema de la desmovilización sino el de la inclusión social para realizar las reformas sociales que desde hace tanto están aplazadas. El desafío es construcción de paz y desarrollo rural basado en la reconciliación.

Es necesario construir visiones compartidas, reglas básicas de una nueva relación social y económica entre la sociedad civil y el Estado, y de esta forma prepararnos para la construcción de un nuevo Estado basado en la cooperación y en la correcta utilización de los recursos; las potencialidades que ofrece el Estado colombiano para que podamos superar la violencia y la presencia de la fuerza en la inaplazable discusión política. Por esto es tan necesario y urgente que la sociedad colombiana comprenda el valor de los esfuerzos realizados por el presidente Santos en los diálogos de La Habana y ratifiquemos con nuestro apoyo la continuación y que estos tengan una feliz terminación para que de allí salga la decisión de ratificar democráticamente en las urnas los puntos acordados en las conversaciones en Cuba.Tomado de Caja de Herramientas Edición N° 00402 – Semana del 6 al 12 de Junio – 2014

No hay comentarios: