jueves, 5 de junio de 2014

El Orinoco ilustrado, ¿antecedentes del fútbol en Colombia?

Estudiado por años y en su día tenido por un libro innovador debido a las exhaustivas y ricas descripciones, como la del manatí (“vaca marina de tres varas de largo”), del origen de las lenguas habladas por las diversas tribus y etnias de las que se ocupa y del guío (“madre del agua”), El Orinoco ilustrado. Historia natural, civil y geográfica de este gran río y de sus caudalosas vertientes es un clásico de la literatura producida por los cronistas de Indias.
Es presentado como la pieza del mes de junio de la Biblioteca Nacional, gracias a una muy singular y feliz circunstancia: en sus páginas se encuentra una de las escasas descripciones del “juego de la pelota” que practicaban los pobladores del Orinoco desde antes de la llegada de los europeos. Tratándose de junio, el mes en el que se da inicio a la Copa Mundial de Fútbol en Brasil, bien vale la pena examinar las colecciones y el patrimonio para encontrar documentos que nos iluminan acerca de la universalidad de un deporte que, aunque practicado en muchas latitudes del globo desde tiempos remotos, fue estandarizado y popularizado por los ingleses apenas en el siglo XVIII.
La primera edición de El Orinoco ilustrado, que presentamos aquí y que forma parte de las colecciones de la Biblioteca Nacional de Colombia, data de 1741. A cuatro años de su publicación en Madrid era muy difícil encontrar un ejemplar debido al éxito que tuvo la síntesis que hace de los aspectos geográficos y físicos, las descripciones sorprendentes de animales y plantas extrañas para los europeos y la relación del comportamiento y las costumbres de las numerosas etnias con las que se encontró el misionero jesuita Joseph Gumilla, autor de la obra. En 1745, el libro fue reeditado en dos tomos que incluyeron revisiones y ajustes por parte de Gumilla, y tres años más tarde fue traducido al francés.
Aunque mucho se ha hablado del juego de pelota en Mesoamérica, es poco sabido que las etnias observadas por el padre jesuita Joseph Gumilla en la zona del Orinoco disfrutaban también con un juego que consistía en poner en movimiento una pelota de caucho con el hombro derecho, sin dejarla caer, y que convocaba buena parte de la comunidad. Según la descripción de Gumilla, dos equipos de doce integrantes cada uno ocupaban un terreno llano y abierto, en el que competían mientras el público apostaba a quién sería el ganador. Además, las contiendas incluían jueces que ayudaban a resolver las disputas.
El ejemplar que conserva la Biblioteca Nacional perteneció a Jorge Isaacs, quien no sólo autografió el libro, sino que además dejó anotaciones de su puño y letra, a lápiz, escritas en las márgenes. Algunas de ellas son correcciones, como por ejemplo la de la página 35, donde se habla de una distancia de dos leguas, Isaacs pone 150 metros. La legua neogranadina, usada hasta el siglo XIX, equivalía a 5 kilómetros.

Sergio Zapata León
Divulgación Cultural
Biblioteca Nacional de Colombia

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