sábado, 14 de junio de 2014

Cartas que se juegan el 15 de junio

Felipe Pineda Ruiz
Investigador Fundación Democracia Hoy, Activista social –
Publicista Politécnico Grancolombiano



Tradicionales versus emergentes, demócratas versus autoritarios. Esta vez, millones de ciudadanos no acudirán a las urnas por descarte, por mecánica electoral simple. Lo que está en juego, en esta carrera de horas contadas que culmina el próximo 15 de junio, es el modelo de democracia que nos regirá las próximas décadas. Los colombianos no solamente decidirán en qué tipo de clima social quieren vivir sino qué tipo de instituciones, libertades y principios deben ser los que representan verdaderamente su proyecto de nación.

Los sectores democráticos por primera vez tendrán en sus manos, después del apoyo de la mayoría de Alianza Verde y de la candidata del Polo Clara López, la llave de la guerra y de la paz y la oportunidad histórica de presionar con incidencia real reformas económicas y de inclusión en una sociedad que pide a gritos una movilidad social más dinámica para amplias capas ciudadanas.

Pasadas las elecciones de primera vuelta algunas cosas han quedado claras: el uribismo supo enfilar baterías en aquellas regiones donde tiene verdaderos fortines electorales para obtener una leve ventaja; el hastío inminente de la sociedad con la política se tradujo en un abultado 60% de abstención; Andrés Pastrana fue el gran ganador con el buen resultado de la candidata Martha Lucía Ramírez, la estrategia de campaña reeleccionista del santismo en la primera etapa de la contienda fue un completo desastre, los candidatos alternativos lograron la confianza de 3 millones de electores y la principal de todas: la polarización política desbordada a costas de la cosmética pelea entre Centro Democrático y Unidad Nacional, promete dejar consecuencias letales para la frágil democracia nacional.

La coalición de gobierno y el papel de los sectores alternativos

Los buenos resultados de la tercería política, que lamentablemente fueron obtenidos de manera fragmentada, con la candidata Clara López y el candidato Enrique Peñalosa, se convierten en la prueba fehaciente de la consolidación de una franja de opinión que se mantiene presente pero dispersa por razones no siempre de fondo. La reciente creación de un Frente por la Paz que reúne a sectores disimiles de izquierda y de centro proyectado más allá de las elecciones del domingo, que apoyará al candidato presidente, es un paso importante para la madurez de esa denominada "franja independiente".

En medio de este panorama sombrío, la coyuntura ha obligado al presidente Santos y a la coalición que lo acompaña a sacar las castañas del fuego uniéndose, muy a su pesar, con sectores de los cuales seguramente prescindirían en un marco de correlación de fuerzas favorable. En resumidas cuentas, la frágil Unidad Nacional ha tenido por necesidad casi que imperiosa que buscar en la izquierda y los sectores de centro e independientes a los aliados que garanticen el triunfo así sea por un margen estrecho.

Seguramente lo reñido de la contienda conducirá a que cualquiera de los dos bandos se vea sometido a una inevitable falta de gobernabilidad lo cual crispará todavía más el ambiente nacional. En el caso de Santos, su incapacidad para efectuar verdaderas reformas supondrá ejercer funciones en minoría total, posiblemente sin el apoyo de los sectores alternativos que ayudaron a la reelección lo que puede precipitar una crisis sin precedentes.

Este Frente Amplio por la Paz, si ganara Santos, podría actuar unificadamente, para promover reformas que propugnen por el Estado social de derecho, defiendan la solución negociada al conflicto y la continuación de las negociaciones empezadas ya hace algún tiempo en La Habana. En su efecto, si triunfara Zuluaga, tal Frente se podría fortalecer como un bloque único en contra de la amenaza fascista que representa el gobierno clerical, regresivo, terrateniente y violento encarnado en la coalición de extrema derecha encabezada por Álvaro Uribe Vélez. En ese par de escenarios transcurrirá el quehacer de los sectores independientes de izquierda y de centro para mantener de cara a futuro posibilidades reales de poder.

La disyuntiva de las FARC

Las recientes declaraciones del comandante máximo de las FARC, Timoleón Jiménez – o Timochenko – que plantean el voto en blanco aduciendo que "Los dos /Santos y Zuluaga/ guardan identidad y fidelidad absoluta con el neoliberalismo económico y la doctrina de guerra dominante, inclinan la cerviz y sirven con igual devoción a los intereses económicos y políticos de Norteamérica" (Carta de Timochenko del 27 de mayo) evidenciarían un deslinde entre quienes negocian en La Habana y aquellos que se mantienen en el campo de batalla a nombre de la insurgencia.

La organización insurgente de las FARC-EP tendría como Plan B pactar la paz con el uribismo y negociar a través de dicho proceso una constituyente entre los extremos políticos del país como forma de derrotar al centrismo institucional. La inclusión de Andrés Pastrana y su séquito en el núcleo del equipo del candidato Zuluaga podría ser la prenda de garantía que termine por convencer a las FARC de que sí es posible pactar la paz con la extrema derecha nacional.

Élite tradicional vs élite emergente

Más allá de la victoria nominal, la cita de esta contienda, por lo menos en la forma, es la pugna entre los amos de la tierra versus los mandamases del capital o, inclusive, la oposición entre quienes defienden la democracia, la constitución del 91 y los derechos civiles enfrentados a aquellos que buscan cortar de tajo con el equilibrio de poderes para imponer un gobierno lefebvrista que ejerza sus funciones con un sesgo religioso lesivo para el clima de la sociedad en su conjunto como lo quiere el Señor Procurador Ordoñez.

Ambos sectores son muy conscientes de la importancia del triunfo este domingo, pero aún más lo son de lo que significaría ser derrotados por su enemigo. El que pierda se abocará a transitar por los tortuosos senderos de la oposición de manera ininterrumpida en los próximos lustros. El afán del liberalismo clásico por mantener el poder y el notorio desespero en los debates presidenciales del candidato uribista reflejan la verdadera tensión que se vive dentro de las campañas en confrontación.

El peligroso ambiente polarizador atizado por ambas candidaturas, evidenciado en su máxima expresión en los últimos debates y la inclusión imprudente de las Fuerzas Armadas en la contienda electoral, revisten esta coyuntura de un ropaje peligroso que evoca la génesis de las guerras partidistas en la década del 30 del siglo XX. Tales guerras tuvieron inicio el siglo pasado cuando las fuerzas regresivas conservadoras boicotearon directamente las reformas de corte progresista impulsadas durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo. López visualizaba una reforma agraria estructural y una paulatina modernización del andamiaje estatal. El conflicto creado suscitó la guerra liberal-conservadora posterior al asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, período conocido como La Violencia.

La etapa post elecciones trae consigo su propia dinámica. En caso de resultar ganador Santos, ejercerá su segundo período enfrentado a una oposición de derecha radical que no escatimará esfuerzos para atizar las pasiones de aquellos sectores ilegales en los cuales gozan de cabal simpatía y contra una oposición histórica de izquierda (agrupada mayoritariamente en el nuevo Frente por la Paz).

Si resultase ganador Zuluaga tendría que soportar la presión del gobierno norteamericano proclive, en estos momentos, a lograr la pacificación de la región, y a su vez tendrá que luchar palmo a palmo contra una oposición oligárquica tradicional que de entrada sería mayoritaria en el parlamento.

Este 15 de junio se zanjará finalmente la disputa entre los abanderados del capital tradicional colombiano y las elites financieras mundiales representados en Juan Manuel Santos y los adalides del capital emergente, representados por Oscar Iván Zuluaga, decididos a instalar sus tentáculos de poder de manera definitiva desafiando la potestad de esa oligarquía que los ha mirado durante décadas con desdén. Las cartas ya están jugadas, los resultados finales constituyen al momento una incertidumbre absoluta.

Twitter: @pineda0ruiz – pinedaruiz@hotmail.com

Edición Caja de Herramientas N° 00403 – Semana del 13 al 19 de Junio – 2014

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