Durante
la primera jornada del encuentro, los mandatarios locales hablaron sobre la
necesidad de fortalecer las políticas públicas de inclusión social que
garanticen la sostenibilidad de la paz.
La VIII Cumbre de Alcaldes de Ciudades Capitales no había iniciado
oficialmente y ya, durante la mañana del jueves, había una conclusión, la
existencia de una especie de acuerdo implícito entre los líderes municipales
que se dieron cita en el Jardín Botánico José Celestino Mutis: la paz es
irreversible.
Con ese ánimo, los burgomaestres se sentaron a elaborar una
especie de memorial por la inclusión de sus voces y propuestas en la
construcción del Plan Nacional de Desarrollo que adelanta el gobierno del
presidente, Juan Manuel Santos, para su segundo periodo en la Casa de Nariño.
Son siete los temas que los convocan, pero dos los fundamentales
si se parte de la premisa de que el país atraviesa por un momento histórico que
podría sacarlo por fin de ese otro histórico colombiano que ha sido el letargo
de la guerra. Se trata, primero, del diseño e implementación de políticas
públicas de inclusión social para, segundo, construir la sociedad del
postconflicto.
Para Jorge Eduardo Rojas, alcalde de Manizales y presidente de la
Asociación de Ciudades Capitales, esta es la oportunidad de establecer un
diálogo directo con el gobierno nacional para saber del estado real -“no
mediático”- del proceso de paz.
“El tema es cómo las ciudades capitales nos vamos a preparar para
el postconflicto, creo que nos falta muchísimo. El gran reto es la educación,
la cultura, la integración social y -sobre todo- la formación laboral, porque
qué va a hacer un muchacho desmovilizado de una guerrilla sin formación
académica para meterse al mundo laboral. Tenemos que crear unos mecanismos de
formación muy enfocada al trabajo”.
Por su parte, Luis H. Rodríguez, alcalde de Ibagué, piensa que
antes que las ciudades capitales de Colombia aborden el postconflicto, debe
hacerse una reforma que les permita una mayor autonomía institucional y
administrativa para agilizar y aterrizar la paz en los territorios: “Si no hay
una reforma sobre los gobiernos locales, el proceso de paz va a ser muy
lento y difícil”.
En el mismo sentido se pronunció el Alcalde Mayor de Bogotá,
Gustavo Petro, durante la instalación del encuentro e hizo un llamado para que
de la cumbre salgan “posiciones sólidas y unificadas” sobre el cambio de
paradigmas urbanos que deben suceder de cara a la paz.
Quien hubiera presenciado el desarrollo de la primera jornada de
la cumbre, fácilmente habría sacado una segunda conclusión -temprana, y quizá
atrevida, pero consecuente con las ideas que allí se expusieron-: todos los
alcaldes y alcaldesas reunidas bajo el techo blanco de la gigantesca carpa que
los y las albergó parecían dispuestos a subirse a una especie de metro social
cuya ruta debía ser la de los derechos.
Por ejemplo, Francisco Fuentes Meneses, un hombre conocedor de las
dimensiones sociales, culturales y económicas del conflicto armado colombiano,
sabe que el camino no es fácil, pero pasa por tener una apuesta integral que
garantice el desarrollo de los espacios vitales en los que transcurre la vida
humana. Él es el alcalde de Popayán, la capital del Cauca, uno de los departamentos
que ha sido escenario histórico de la guerra. Por allí han pasado todas las
formas de la violencia, y también se les han opuesto todas las formas de
resistencia.
Para Fuentes, “el posconflicto de alguna manera será más complejo
y complicado que el desarrollo mismo del conflicto que hemos tenido”. Sin
embargo, está convencido que la perdurabilidad de la paz en Colombia pasa por
entender que esta es “transversal a todas las instancias del desarrollo de la
sociedad, desde la reparación de las víctimas y la construcción del tejido
social, hasta la generación de proyectos de emprendimiento”.
Todo lo anterior se resume en la frase que dice que “no hay paz
sostenible sin que haya justicia social”, y para que haya tal cosa es necesario
fortalecer y poner en marcha políticas públicas de inclusión que logren saldar
la deuda del Estado con millones de colombianos víctimas o afectados por la
violencia. Y es ahí donde radica el meollo del asunto: ¿cuánta plata hay para
todo eso? ¿Cuál debe ser el enfoque del Plan Nacional de Desarrollo? ¿Cuál es
el papel de las ciudades capitales?
Para responder estos interrogantes se realiza esta cumbre de
alcaldes de ciudades capitales, el objetivo es garantizar que en el Plan
Nacional de Desarrollo no quede un hueco por donde se vayan las esperanzas de
paz de millones de colombianos. Así lo entiende el alcalde Rojas, quien con
tono exigente, sentencia: “Yo sí estoy seguro de una cosa: con el presupuesto
que tenemos las capitales del país, no vamos a ser capaces de sacar adelante políticas
de inclusión social. Necesitamos recursos extraordinarios que vengan del
gobierno central para poder dirigir esta política pública con seriedad”.
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