sábado, 15 de junio de 2013

La revocatoria de Petro: una inconveniente y costosa decisión para la ciudad

Hernán Suárez
Asesor editorial – hsuarez2007@yahoo.es



La samperización de la administración de Gustavo Petro es evidente, no por la presencia burocrática o influencia del ex presidente sino por la impronta que ha caracterizado sus 18 meses de gobierno: dedicado principalmente a defenderse de sus opositores y evitar que no lo tumben.

Sus contradictores, que no son pocos, no le han dado un día de tregua, ni el alcalde ha desaprovechado oportunidad alguna para confrontarlos, lo cual ha representado un desgaste para la ciudad y un retroceso en la solución de los urgentes problemas que la afectan, cuya solución demanda más administración, más eficiencia en la gestión de los asuntos públicos y menos política, que muchos ciudadanos de a pie asocian con politiquería fatigante.

La aprobación de las firmas que respaldan un refrendo revocatorio, por parte de la Registraduría Nacional, evidencia el escalamiento de la aguda controversia entre Petro y sus opositores y coloca a la ciudad y a los bogotanos ante el dilema de saber que resulta menos costoso para la ciudad: si la permanencia de Petro como alcalde o su revocatoria y la convocatoria a elegir un nuevo alcalde por los dos años que restarían del periodo.

Afectos y desafectos reconocen a Gustavo Petro como un hombre que se crece en la controversia, en el debate, juntos consideran que es lo que mejor sabe hacer. También uno y otros le reconocen o advierten su poca capacidad como administrador. Tiene visión para gobernar, la ciudad le cabe en la cabeza, el plan de desarrollo está bien pensado, pero a la hora de materializarlo sus resultados son precarios. Su incapacidad para construir consensos sobre asuntos tan elementales y benéficos como el programa Basura Cero es infinita. Como infinito es el ensañamiento de los medios y sus opositores con cada una de sus acciones y ejecutorias. El cambio de un cuadro en el Palacio Liévano o un error de redacción en el POT le son cobrados con evidente ensañamiento y propósito de causarle daño.

Su apuesta de ciudad es loable, tiene un gran propósito transformador, es radicalmente reformista, no pone en riesgos la economía de mercado, simplemente busca combatir la pobreza y la vergonzosa desigualdad que reina entre los bogotanos, pero para ello necesitaba de un gran consenso que no se ha esforzado en construir o de un gran apoyo popular que tampoco es evidente. Como lo señala el columnista José Fernando Isaza, “Lo Malo (de Petro) es su total desconocimiento de la administración pública. Creer que basta la palabra para la ejecución. En la Biblia este poder se le atribuye al dios creador: “En el principio era el verbo”. Para los mortales la ejecución no es sólo la intención, se requiere dirigir y convencer. Recordar que la política es el arte de lo posible y que la formación de las mayorías requiere de liderazgos creíbles. Los políticos que consideran que su misión proviene de un poder trascendente, son tiranos y déspotas en su ejercicio. Para no salirnos de Colombia, basta recordar al ex presidente tuitero”. http://xurl.es/nti4v

Sus apuestas programáticas y su plan de gobierno afectan intereses económicos y políticos hasta ahora protegidos e intocables, implica un cambio en las costumbres políticas, en las relaciones de los intereses privados con el Estado, eliminar todas las forma corruptas y perversas de la contratación pública. El alcance de sus propuestas, sumado al espíritu de confrontación y deslegitimación de sus opositores, lo han colocado en la ineludible tarea de enfrentar dura batalla política para hacerse reelegir para terminar el periodo que legalmente le correspondía y que ganó en franca lid y sin cuestionamiento alguno.

La revocatoria de Petro resulta inconveniente y demasiado costosa para la ciudad. La decisión de la Registraduría Nacional de avalar las firmas, ocurre justamente cuando se avizoraba un cambio de rumbo positivo en la administración. Tras 18 meses de constante inestabilidad administrativa, baja ejecución de los presupuestos y los planes de gobierno, y rencillas políticas por doquier con diversos sectores, especialmente el Concejo, la aprobación de importantes acuerdos como el cupo de endeudamiento, la reforma al cobro de la valorización, indican que hay un esfuerzo de la Administración por cambiar en su estilo y orientación, de concentrarse en administrar y ejecutar, antes que en confrontar y desoír la crítica ciudadana.

El nombramiento de Guillermo Alfonso Jaramillo representa un viraje que empieza a mostrar resultados positivos en su empeño transformar la confrontación política con las mayorías del concejo para explorar caminos de acercamiento e intentar un pacto de gobernabilidad que con realismo han llamado “un acuerdo sobre lo fundamental en materia programática y participación en la administración”.http://xurl.es/cpbf3

Visto en términos de costo beneficio lo que más le conviene a la ciudad es la permanencia de Petro en la alcaldía. Embarcarnos en elegir un nuevo alcalde por dos años representa un inmenso costo político, institucional y, administrativo, que acrecentaría las dificultades que enfrenta a ciudad y nos alejaría aún más de su urgente solución.

En la opción en favor de la continuidad de Petro en la alcaldía se mezclan diferentes motivaciones: el pragmatismo, el sentido de lo práctico, la conmiseración ciudadana, el respaldo político, la apatía electoral y el desinterés por los asuntos públicos.

Una incertidumbre política que se despejará dependiendo tanto de la estrategia que escoja Petro y sus cercanos, llamar a la abstención o convocar a votar abiertamente por el Sí, como de la capacidad de sus opositores para arrastrar a los bogotanos a respaldar su proyecto de poner fin al gobierno de Petro. Una decisión, que cualquiera sea el resultado, causa daño a la ciudad y acrecienta sus dificultades de gobernabilidad y recuperación del tiempo y el progreso perdido. Son los costos de la democracia con sus equívocos y bondades.
Tomado de Caja de Herramientas Edición N° 00355 – Semana del 14 al 20 de Junio de 2013











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