En un ambiente de recogimiento, respeto y diálogo intercultural, el Jardín Botánico de Bogotá fue escenario este sábado de un encuentro indígena dedicado a la medicina tradicional y al reconocimiento de los saberes ancestrales que siguen vivos y vigentes en los territorios urbanos de la capital.
La jornada fue promovida por el sector indígena de la localidad Rafael Uribe Uribe y contó con el acompañamiento institucional del Instituto Distrital de la Participación y Acción Comunal (IDPAC).
La actividad reunió a líderes, portadores de conocimiento, familias y representantes comunitarios en torno a reflexiones sobre el cuidado del cuerpo, el equilibrio espiritual y la relación profunda entre salud, territorio y naturaleza. El eje central de la conversación fue la visión indígena de la medicina ancestral como un camino de armonía colectiva y no solo como un conjunto de prácticas curativas.
La palabra del abuelo Fidencio, un referente de sabiduría y resistencia
El encuentro tuvo como conferencista principal al abuelo indígena Fidencio, reconocido sabedor y autoridad espiritual. Su presencia cobró especial relevancia para los asistentes, no solo por su amplio conocimiento de la medicina tradicional, sino también por su vínculo con uno de los relatos más conmovedores del país: él es el abuelo de los cuatro niños que sobrevivieron más de un mes en las selvas del Putumayo, tras el accidente de avioneta que conmovió a Colombia y al mundo en 2023.
Desde esa experiencia de vida, y desde su rol como sabedor amazónico, el abuelo Fidencio compartió enseñanzas sobre el significado del territorio, la crianza comunitaria, la fortaleza espiritual y la importancia de transmitir saberes a las nuevas generaciones. Cada intervención estuvo acompañada de reflexiones sobre cómo la medicina indígena integra plantas, palabra, canto, memoria y ritual, en un entramado que busca armonizar cuerpo, comunidad y naturaleza.
La maloca y el manguaré: símbolos de comunicación y unidad
Durante la jornada también se destacó la importancia de la maloca, la casa grande indígena que representa un espacio de encuentro, aprendizaje y decisión colectiva. Aunque en el Jardín Botánico se instaló una estructura adaptada para la reunión, se recordó que la maloca tradicional es más que una construcción: es un territorio simbólico donde se tejen saberes, se guardan historias y se preserva la memoria de los pueblos originarios.
Un espacio para el reconocimiento y el diálogo intercultural
El encuentro cerró con un llamado a continuar fortaleciendo espacios de diálogo entre comunidades indígenas urbanas, entidades distritales y ciudadanía en general. La participación del IDPAC permitió articular procesos comunitarios con la institucionalidad, reafirmando la importancia de escuchar a los pueblos originarios en la construcción de ciudad.
El sector indígena de Rafael Uribe Uribe anunció que continuará promoviendo actividades de memoria, medicina tradicional, pedagogía comunitaria y fortalecimiento cultural en diferentes escenarios del sur de Bogotá.

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