martes, 4 de octubre de 2016

|ASUMIR CON ENTUSIASMO LA MAS HERMOSA DE LAS BATALLAS: DEFENDER LA PAZ Y LOS ACUERDOS DE LA HABANA

 ¡Los revolucionarios no se desmoralizan jamás! Sacan fuerzas de sus reveses, sacan fuerzas de sus dificultades, y siguen adelante. Y debemos saber tener la entereza de revolucionarios para convertir el revés en una victoria!.

Fidel Castro

Los sorpresivos resultados del plebiscito el 2 octubre a favor del NO, han generado una nueva situación: la ultraderecha, sectores conservadores y confesionales ganan con una pírrica ventaja, para imponer la tesis de la renegociación de los acuerdos de la Habana, que logre exculpar de los crímenes y atrocidades cometidos contra la población por parte del bloque militarista, narcotraficante y paramilitares aliados de Uribe y sus partidarios.

Una crisis política se ha desatado en el gobierno y los efectos se han hecho sentir en la cúpula ministerial, la renuncia de la ministra de educación es apenas la punta del iceberg de los acontecimientos políticos de la ingobernabilidad. La soberbia del presidente de Santos y su obstinación desmedida por tratar de personalizar un triunfo arrasador con el proceso de paz sobre el uribismo y las FARC-EP, surtieron el efecto contrario: una derrota política por vía electoral a su iniciativa de refrendar los acuerdos de la Habana, pese a los desacuerdos existentes entre las partes en la mesa de diálogo.

La salida a la actual situación no está en el legalismo jurídico, dado que los fueros constitucionales del presidente siguen en pie para actuar conforme a sus funciones como jefe de Estado, hecho que no ha sido modificado en el plebiscito. La salida política tampoco puede ser la reconfiguración por las alturas de un nuevo acuerdo entre los sectores dominantes para redirigir sus intereses de clase, a espaldas del pueblo colombiano.

El Pacto Político Nacional contenido en los acuerdos de la Habana se convierte en una posibilidad real para garantizar las condiciones con el pueblo colombiano hacia el logro de una paz estable y duradera. La movilización social y popular es la protagonista de la solución política, ella puede  cerrar el ambiente de incertidumbre e inestabilidad política que se ha generado en el país de manera irresponsable por parte de los promotores del NO. La inmediata implementación de este y otros aspectos de los acuerdos son los que permitirán resolver las dudas que gran parte de la población tiene o desconoce actualmente.

Pese al resultado del NO, la derrota del SI tampoco es de las proporciones que aspiraban a sumar una mayoría total de la voluntad el pueblo contra el proceso de paz. Contrario a ello, el país se encuentra fragmentado en una mayoría de escasa diferencia que aprobó el NO, entre las que se haya población votante que confundida con la campaña mentirosa y de odio de la ultraderecha, también expresó su descontento al gobierno nacional y su política neoliberal, en los que de manera desafortunada el oportunismo del uribismo explotó para sus intereses electorales contra el proceso de paz.

No hay triunfo total del NO, ni tampoco una derrota definitiva al SI, estamos enfrentado a un punto de inflexión en la dinámica política del proceso de paz en el que está en disputa la correlación de la salida política negociada, que se medirá en la intensidad de la movilización social y popular y en la presión que ésta ejerza a favor de los acuerdos de la Habana y en la exigencia del inicio inmediato del diálogo con la insurgencia del ELN. El actuar espontáneo de la movilización y las protestas a favor del proceso de paz, dan cuenta que la dinámica de presión está en la rearticulación y convergencia   del conjunto de fuerzas políticas, sociales y populares para impulsar un gran movimiento por la paz en todos los territorios que consolide el acuerdo final para una paz estable y duradera.

No podemos culpar al pueblo colombiano, víctima de los grandes niveles de desinformación, despolitización y la baja cultura política que aprovecharon los medios de comunicación, sectores religiosos ligados al procurador y los partidarios del uribismo, para confundir y tergiversar los acuerdos de la Habana y con ello crear un ambiente de miedo y odio para ganar la voluntad de una población temerosa por la desinformación y la difamación contra la paz. Los enemigos de la paz son los sectores poderosos militaristas, paramilitares y narcotraficantes que utilizan el miedo y la desinformación de la población para maniobrar a favor de sus intereses de clase.

Debemos asumir sin fatalismo esta nueva situación, no es tiempo para aupar posiciones derrotistas, ni mucho menos desmovilizadoras. Ha iniciado una nueva batalla de la paz, que aun en el campo adverso del resultado electoral, nos obliga a redoblar los esfuerzos en la lucha de ideas por aumentar la sensibilidad y la movilización juvenil, social y popular por la defensa de los acuerdos de la Habana, sus logros, avances e implementación.

La unidad y la movilización por la defensa de los acuerdos y la implementación de los mismos es la tarea de primer orden. La refrendación es con la movilización social y popular, con la pedagogía activa en las calles, barrios, campos, universidades, colegios, etc. Defender los avances en materia de la política de género y diversidad sexual son también las tareas de la lucha por la paz con justicia social. Nuestra bandera es la paz con enfoque de género.

Debemos ganar la batalla contra la desesperanza y el odio, conquistando esa masa incauta y desinformada que por miedo y desconocimiento de los acuerdos de la Habana se deja confundir por los guerreristas. Actuemos con entusiasmo, asumamos el reto con: unidad, pedagogía y movilización para defender la paz.
La juventud colombiana ha dado muestras del compromiso con la paz y ahora más que nunca urge sumar todas las rebeldías para afrontar con esperanza, alegría y entusiasmo este momento. Nos resistimos a seguir siendo las estirpes condenadas a la guerra, luchamos por ser la generación de la paz y al derecho a tener una segunda oportunidad sobre la tierra.

La unidad y la movilización de todas las organizaciones, procesos y gentes del común son la clave para avanzar, crecer y vencer. Nuestra acción militante es por la vida, la justicia social, la esperanza, la unidad y la paz democrática. Asumamos el desafío político, está puesta a prueba nuestra creatividad y combatividad para la librar las más hermosas de las batallas: la paz.


COMITÉ EJECUTIVO CENTRAL
JUVENTUD COMUNISTA COLOMBIANA, JUCO
OCTUBRE 4 DE 2016

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