jueves, 21 de marzo de 2013

El territorio (Techotiba)



Cuando nuestra vida empieza a crecer, la casa se va volviendo calle, luego con el tiempo se va volviendo barrio. Los pasos, la bicicleta, también las narraciones, van ensanchando el mundo. Cuando la marea de nuestro deambular empieza a ser determinada por el ciclo educativo y/o productivo, perdemos el centro de nuestro asombro y los lugares se van volviendo funcionales a la velocidad requerida por la forma de acumulación del sistema, dado que nuestros trabajos, cada vez más, se hacen flexibles y perecederos, el lugar de trabajo, tampoco nos permite gran arraigo, por lo que nuestro territorio queda determinado por los flujos que se asientan en nuestras formas de producir y consumir, marginando nuestro habitar de los barrios en los que sobrevivimos. El salirse del globo para poner los pies en la tierra es una condición para defender el territorio.

El arribo de la minga indígena a la ciudad, así como las ejecuciones extrajudiciales, generaron un gran impacto en las organizaciones sociales, que vieron, en el primer caso, la aparición de un recuerdo que reafirmaba la idea de lo comunitario, más allá de embelecos militaristas y neoliberales, y en el segundo, un atentado directo contra la vida de nuestros hermanos en diferentes barrios y veredas, este impacto, fortaleció la necesidad, muchas veces expuesta en los diferentes escenarios locales, de defender el territorio y la vida. En el año 2008, se realizó el campamento comunitariootro mundo es posible y necesario, el objetivo del campamento se aclaraba en la convocatoria: El objeto de esta actividad era propiciar un espacio de encuentro de saberes, integración, cultura y recreación, entre la comunidad y las organizaciones sociales. A partir de allí, el encuentro de saberes se hizo permanente en un ritual itinerante por la localidad, de esta manera se volvió a ensanchar la tierra. Se ha estado aprendiendo una forma de estar juntos, sacando la cabeza de las organizaciones, vinculándose con la vida palpable, o mejor, con su parte más evidente.

“Pésquese como es la vuelta, hay un territorio llamado Techotiba, pero este territorio no es un espacio diseñado administrativamente, ni siquiera es una localidad como tal, podría identificarse con un lugar llamado Kennedy, pero es otra cosa y las diferencias saltan a la vista. Kennedy es una localidad para agrupar y administrar gentes y recursos en pro de un presunto desarrollo; se llama así porque un señor gringo con ínfulas de emperador vino a decidir cómo deberíamos labrar nuestros destinos con su interesada ayuda. Techotiba es un territorio en donde toda la gente (personas, animales, plantas) buscan y construyen un mejor vivir para las mismas gentes, o lo intentan hacer, lo que es casi lo mismo. Techotiba está aquí antes de la usurpación europea, hace más de quinientos años, tal vez tuvo otro nombre, y hasta otros brazos, pero ha ido cambiando, para ser también de las calles, del cemento y los parques, para volverse urbana como muchas de nuestras andanzas y nuestros días. Techotiba es un territorio, un lugar que se prepara cada día con nuestras vidas

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