jueves, 24 de noviembre de 2016

“¿USTED SI SABE QUIEN SOY YO?”

Por: Diana Beatriz Sierra Peláez  -  Orientadora Familiar. 

Seguramente recordarán la famosa frase… y quizás también vendrán a su mente comentarios sobre los chistes gráficos, y escritos que circularon profusamente en todos los medios de nuestro amado país Colombia…
Recordando el caso famoso, y para no  volver a decir nombres ni cargos, solo me remitiré al hecho como hecho: Un reconocido empleado público pregunta a otro no tan reconocido empleado público sobre su identidad. Vaya que el asunto tiene muchos aspectos que a simple vista quizás a muchos escapan y sin pretender ser mejor que los demás, presento ante ustedes mi humilde opinión sobre el asunto:

Protagonistas
Dos personas, léase bien PERSONAS. Es decir que en calidad de personas ya son exactamente iguales. Con idénticos derechos, con necesidades básicas idénticas, con deberes que cumplir, con familia a quien educar, y con todo, todo, todo, lo que cualquier persona ES.

Hechos:
1.El personaje famoso incurre en una falta grave que atentaba contra su propia vida y la de otras personas, pues estaba en estado de embriaguez conduciendo un vehículo.
2. El otro personaje en cumplimiento de su deber solicita los documentos  al personaje 1 y este le responde la tan mentada frase…

Mi visión y análisis:
Hemos crecido con una inversión tal de los valores  que:
  • Ya no se ve como algo  malo decir “una mentira piadosa”.
  • Ya no se ve como malo tomar algo que alguien olvidó y no devolverlo.
  • Ya no se ve como malo que un joven responda de mala manera a un adulto.
  • Ya no se ve como malo callar ante una injusticia… 
  • Ya no se ve como malo conducir después de haber ingerido licor…

Y podría seguir nombrado toda la podredumbre que este espantoso fenómeno de inversión de valores, ha generado en nuestra sociedad.

¿Desde cuando es “normal” humillar al otro, o hacerle bouling?
¿Desde cuándo es que el acoso en todos los escenarios es algo frecuente? 

Yo creo que la respuesta es obvia:
  • Desde que en los centros educativos públicos y privados se eliminó la educación de valores con las asignaturas de cívica y ética.
  • Desde que las familias comenzaron a ser algo distinto de padre madre e hijos,
  • Desde que las madres tuvimos que sacrificar tiempo sagrado que era para la familia, para venderlo en otro lado a fin de ayudar y que no falte el pan en la mesa.
  • Desde que la tecnología dolorosamente hace las veces de mamá, papá y maestros… para nuestros niños.
  • Desde que el silencio cómplice no denuncia los atropellos a que somos frecuentemente sometidos por autoridades y obvio, por los bandidos de la calle.
  • Desde que el egoísmo de pensar que “como no es conmigo no es mi asunto” nos aleja de ser generoso y acudir en ayuda de quien me necesita.
  • Desde que ni siquiera sé cómo se llama mi vecino.

En resumen desde que ser persona se echó al cajón del olvido y la necesidad de ser mejores, de confiar, de amar, de respetar, de ser buen amigo, de ser fieles esposos y esposas, ya parecen recuerdos demasiado lejanos.

No es aún demasiado tarde, siempre existe la esperanza de recuperar lo que dejamos ir…
Sea esta pues, mi invitación, para que conscientemente y en silencio cada uno haga su íntimo examen de conciencia y comience a dejar la práctica de todo aquello que parece inofensivo pero que sabemos que no lo es.

Por ejemplo:
1. Si no quiere hablar con alguien que le llama, sea honesto y dígale que sucede. A mí me enseñaron que la verdad prevalece y nos hace libres.
2. No prometa cosas que no podrá cumplir y si se compromete cumpla en el momento justo que dijo que lo haría.
3. Ame y cuide a su familia por encima de todo y de todos… ningún trabajo puede ser más importante, y aunque es la fuente de ingresos que le permite dar bienestar a sus seres queridos, organice su tiempo para que sus hijos nunca sean niños huérfanos de padres vivos.
4. Sea congruente entre lo que piensa, dice y hace… nada daña tanto la inocencia de un niño como darse cuenta que su padre o madre no practican esto. 

¿Qué puede esperar de su hijo, si usted le dice: no digas mentiras, y El lo ve a usted mintiendo?


Si todos somos parte del problema, necesariamente tenemos que ser parte de la solución, basta con querer hacerlo  y entre todos haremos de Colombia, el mejor lugar del mundo para vivir.

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