domingo, 2 de junio de 2013

El primer acuerdo de La Habana

Alejo Vargas Velásquez
Profesor titular Universidad Nacional,
Coordinador Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa



Conocimos los colombianos que la Mesa de Conversaciones entre el Gobierno y las FARC habían llegado a un acuerdo sobre el primer tema de la agenda: desarrollo agrario integral con enfoque territorial.

No hay duda que este es un muy buen mensaje para el país en varios sentidos: 1) le dicen que la Mesa de Conversaciones está avanzando en la discusión y concreción de acuerdos y por lo tanto los incrédulos no tienen argumentos racionales para desconfiar -otro cosa son los pasionales que corresponden a otras motivaciones- y que por consiguiente están haciendo bien la tarea; 2) muestran que sí es posible construir acuerdos, aún sobre temas tan simbólicos para el conflicto armado con las FARC como el agrario, lo cual evidenciaría que siempre es posible encontrar puntos de acuerdo, aún en temas de gran sensibilidad y controversia, lo que en plata blanca significa que sí es posible solucionar el conflicto armado conversando.

Ahora bien, más allá de lo anterior podemos destacar que la construcción de este acuerdo, independiente de su contenido específico, sobre lo cual sólo conocemos generalidades por el momento -lo cual ha sido un argumento usado por los opositores para criticar el llamado secretismo de los mismos o decir que a lo mejor es que el gobierno cedió demasiado y por eso no da a conocer los acuerdos-, muestra que la Mesa de Conversaciones logró consolidar una metodología de trabajo que está mostrando sus resultado, que hay seguramente un buen clima de diálogo entre las dos delegaciones y esto, sin duda, es un acumulado de la mayor importancia que podría avizorar que el tratamiento de los otros temas de la agenda puede fluir con mayor prontitud y celeridad, sin que signifique atropellar los necesarios debates que una negociación de este tipo requiere.

Todo indica que las conversaciones de La Habana marchan viento en popa, pero eso no significa que las cosas se pueden manejar de manera descuidada.

Desafortunadamente el incidente presentado en las relaciones colombo-venezolanas, sino se supera con tino diplomático puede terminar afectando el proceso de conversaciones de La Habana y dejar tirado todo un esfuerzo laboriosamente construido por los equipos negociadores. Se equivocan algunos -otros es que seguramente no entienden la complejidad- cuando dicen que no hay problema si se retira Venezuela que ahí hay otros países listos a cooperar, no, es que no es cambiar una ficha de ajedrez por otra; el rol del presidente Chávez y del gobierno del presidente Maduro para el buen éxito de estas conversaciones ha sido definitivo y por lo tanto estos temas de geopolítica regional tiene que ver con este conflicto armado, que ya no sólo es un conflicto interno colombiano, sino que hace rato se volvió un conflicto regionalizado y un factor de estabilidad o inestabilidad en la región andina ampliada.

Esperemos que este impasse se supere y las cosas puedan tomar su rumbo, pero el Gobierno colombiano no puede desconocer que la estabilidad política interna está asociada igualmente a mantener la estabilidad política regional y ojalá los opositores de este proceso no pretendan jugar en esa dirección y sobre todo el Gobierno no caiga en ese juego que puede ser muy peligroso para el buen éxito de este proceso de conversaciones que por el momento, como diríamos coloquialmente, pinta bien.
Edición N° 00353 – Caja de Herramientas


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