jueves, 6 de diciembre de 2012

La superación de la violencia y el dolor sólo es posible si triunfamos en el propósito de construir una sociedad mas justa: Guillermo Asprilla




Bogotá abrió las puertas del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación en una emotiva ceremonia que contó con la presencia de las principales autoridades distritales, asociaciones de víctimas de la violencia y organizaciones de la sociedad civil.

El evento, que comenzó con un recorrido por las instalaciones del Centro, giró en torno a la importancia de recordar a las miles de personas que han sido víctimas de la violencia en el país. Al respecto, el Secretario Distrital de Gobierno, quiso exaltar la labor de los familiares de las víctimas, ya que “simbolizan la valentía que todos queremos tener en nuestro espíritu, esa valentía que han tenido miles de hombres y mujeres para reconstruirse”.


El padre jesuita, Javier Giraldo, quien se ha destacado por su labor en defensa de la protección de los Derechos Humanos en el país, fue una de las personas que intervino en el evento y destacó la importancia y la necesidad de tomar medidas para reconocer la dignidad de las víctimas y afirmó “que la creación del Centro de Memoria en esta ciudad, que es es el corazón de la nación, es una iniciativa para que se vuelva a escuchar la voz de nuestras víctimas.”

El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación es el primero de este tipo en el país y fue construido luego de cuatro años de trabajo, de los cuales tres fueron dedicados a excavaciones que se llevaron a cabo en el marco de este proyecto arqueológico del Cementerio Central. Esta labor permitió que las personas inhumadas en este espacio recibieran un trato digno y con criterios científicos adecuados.

Sobre este aspecto, el Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, afirmó que “hay lugares como este Centro de Memoria que reviven a las personas y que permiten que estos seres anónimos puedan recuperar su rostro y hacer parte de la historia de Bogotá”.

Camilo González Posso, director del Centro, agradeció a todos aquellos que hicieron posible que este proyecto se cristalizara e hizo énfasis en el valor simbólico que una obra arquitectónica de este tipo puede representar en estos momentos de la historia del país. “Esta en una obra que emerge del suelo y el agua para evocar aquellas tragedias que no pueden repetirse”.

En ese mismo sentido, Guillermo Asprilla dejó una reflexión sobre la inauguración de esta importante obra y el actual proceso de paz por el cual atraviesa el país: “es importante que este lugar nos conecte con aquellos que hoy en La Habana, con su sapiencia y su grandeza, pueden poner fin al largo periodo de muerte y de guerra que ha recorrido nuestro país”.

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