lunes, 17 de diciembre de 2012

La reforma tributaria: a favor del capital y en detrimento de los ingresos laborales

Pedro Santana Rodríguez
Presidente Corporación Viva la Ciudadanía
Fuente: Caja de Herramientas



Avanza a trochas y mochas la discusión y aprobación del proyecto del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos sobre la reforma tributaria. Este proyecto beneficia abiertamente a las rentas de capital sobre las rentas del trabajo como acertadamente lo señala un estudio de la Contraloría General de la República que fue enviado al Congreso durante la presente semana.

Los principales cuestionamientos dirigidos al proyecto tienen que ver con la concepción misma del proyecto que no enfrenta de fondo el problema de las finanzas públicas y en este sentido se cuestiona la afirmación de que el proyecto no busca nuevos recursos, lo que en la jerga se llama la neutralidad de la reforma, sino simplemente una redistribución de los impuestos que en este caso afecta a la clase media puesto que al crear el impuesto llamado IMAN lo que se busca es gravar a los salarios superiores a 9.6 millones aunque también afectará a los salarios superiores a los seis millones de pesos. Esto en una estructura impositiva en la cual se recauda sólo el 14% del PIB en impuestos frente a Brasil, por ejemplo, que recauda el 34% del PIB. Hay pues un abismo real que nos conduce a una infraestructura y una inversión social mediocre.

Como lo señala en esta misma edición el economista Amylkar D. Acosta “esta carga impositiva está por debajo del promedio de América Latina que se sitúa en el 17.1% y es el segundo más bajo entre la principales economías de la región, después de Venezuela”. Ello se traduce en un precario financiamiento para la educación en la cual no hemos logrado la universalización de la básica y la media que sólo han logrado algunas ciudades como Medellín y Bogotá y para que hablar de las condiciones precarias de la movilidad en nuestras ciudades o de la infraestructura vial del país o de la crisis del financiamiento de la cobertura de la educación superior para mencionar sólo algunos de los rubros de políticas públicas carentes de adecuados recursos.

En cambio la reforma busca beneficiar abiertamente a los sectores más pudientes de la sociedad por la vía de rebajar el impuesto a la renta de las empresas que pasara del 33% al 25% y por la cual se dejarán de percibir según el estudio de la Contraloría General 4.6 billones de pesos al año; junto a la rebaja de las contribuciones de los empleadores al financiamiento del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, y al Instituto Colombiano de Bienestar familiar, ICBF, como al sistema de salud, le significarán un poco más de siete billones de pesos para un total de cerca de 12 billones de pesos.

Este faltante es el que se espera recaudar con varias medidas que son principalmente tres. Se crea el llamado impuesto a los salarios IMAN y las modificaciones al Impuesto al Valor Agregado, IVA y el impuesto del 8% a las rentas de las empresas; CREE. Por este último se espera recaudar una suma cercana a los 6 billones de pesos que no son del todo seguros dado que se presume un crecimiento de la economía del 4.8% anual y precios de hidrocarburos de 101 dólares el barril cuando las tendencias internacionales lo que están mostrando es una tendencia a la baja tanto de los precios del petróleo como del carbón y en general de los productos mineros que ahora representan el 70% del total de las exportaciones colombianas.

Y no es que los altos salarios no sean tocados pues existe consenso en que en general las tasas impositivas son bajas sino que ello se hace para favorecer a los grandes capitales con las dos medidas que se proponen: la rebaja del impuesto a la renta que pagan las empresas y la disminución de sus contribuciones a la salud, al Sena y al ICBF. El argumento es que los costos laborales en Colombia son muy altos y que para generar empleo y formalizar el empleo informal se requiere rebajar los costos laborales. Los estudios y la evidencia empírica señalan que la llamada flexibilización laboral que se han aplicado en el pasado no ha contribuido a la generación de empleo de calidad y la informalidad se mantiene en niveles del 65%.

Esta es una reforma que como lo señala el estudio de la Contraloría no contribuirá a mejorar los indicadores de equidad sino que es una reforma regresiva en beneficio del gran capital. Y un punto adicional como lo señala Amylkar D. Acosta es la afectación que la reforma hace sobre el sistema general de participaciones con la que se financian la educación y la salud en los departamentos y municipios del país. “Al bajar el impuesto a la renta de las empresas del 33% al 25% y crear el nuevo impuesto del CREE del 8% se afectan los recursos del Sistema General de Participaciones. Ello en cuanto a que en la medida en que el recaudo del CREE tiene destinación específica deja de ser de libre destinación. En principio el gobierno lo negó y manifestó que esta afirmación era parte de la desinformación por parte de los críticos del proyecto; pero, a la postre, aceptó que sí le restaba recursos muy importantes al Sistema General de Participaciones, cuyos recursos tienen como destinación específica la salud, la educación y el saneamiento básico en las entidades territoriales. Y reiteramos que con ello se estaría abriendo un hueco para tapar otro”. La pregunta es la siguiente con qué recursos se podrá suplir aquellos que dejan de estar en la base de los ingresos corrientes para hacer efectivas dichas transferencias a las entidades territoriales.

El gran problema es que tenemos un Congreso dependiente del Ejecutivo. Frente a un panorama de recursos incierto corren serio riesgo el financiamiento del SENA, ICBF y del sistema de salud para ofrecer y otorgar dádivas a los más poderosos del país. Este es el verdadero contenido de la reforma. Como alguien señaló en los tiempos neoliberales las grandes reformas siempre perjudican a los de abajo. La lección es que la indignación ciudadana deberá trasladarse en contra de sus promotores y de quienes políticamente aprueben dichas medidas en el Congreso. El tema es político. Mientras los colombianos no sepamos votar por quienes representen realmente nuestros intereses pues no tendremos salida.

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