lunes, 8 de agosto de 2011

¿La casa en orden?


por Antonio Sanguino

El procurador Ordoñez ratificó a Clara López como Alcaldesa de Bogotá. Parece un exabrupto, pero así ocurrió. La suspensión de Samuel Moreno que acaba de prorrogarse tres meses más asegura a Clara hasta el final del período. A no ser que la Procuraduría absuelva de toda responsabilidad disciplinaria al alcalde titular. Y eso parece poco probable.
La alcaldesa ha dicho que quiere “poner la casa en orden”. Acepta entonces que la recibió desordenada. Y aunque gobierna como Samuel en nombre del Polo, quiere marcar distancias. Aunque fue su secretaria de Gobierno por más de la mitad de su período y como presidenta de su partido se inhibió para actuar con firmeza ante la corrupción de los hermanos Moreno, todo indica que quiere marcar su propio estilo.
No tiene mucho tiempo. Ni mucho margen de maniobra. Los escasos cinco meses en el cargo y la gran porción de burocracia heredada del alcalde suspendido, constituyen las principales restricciones. También un ambiente adverso en la opinión pública y una justificada desconfianza de los organismos judiciales y de control. Y una campaña electoral que entra en pleno furor.  Pero aún así, los cambios en el gabinete en sectores claves como Gobierno, Salud, Educación e Integración Social revelan la elección por un gobierno cercano al Polo y distante de la Anapo.
Clara también ha asumido una conducta distinta con relación a la corrupción. La Secretaría de Educación ha reaccionado con responsabilidad ante las denuncias sobre un polémico y millonario contrato con la red “Alma Mater”. El Instituto de Desarrollo Urbano acaba de declarar la caducidad del contrato de mantenimiento de malla vial del Suroriente de la ciudad adjudicado a un consorcio conformado por firmas asociadas a Julio Gómez y al Clan Nule. Y ha tomado nota de los incumplimientos en la ejecución del contrato para la construcción del Hospital de Segundo Nivel de “El Tintal” en la localidad de Kennedy.
Pero la garantía de una gestión transparente aún tiene por delante inmensos desafíos. Le corresponde adjudicar, entre muchos contratos de menor o mediana cuantía, dos grandes licitaciones: la de Aseo cuyo valor se calcula en 2,5 billones de pesos y la concesión del Chance por 1,8 billones. Algunas voces han pedido que estos procesos contractuales no se realicen en lo que resta de este período de gobierno. Monumental error. Y generoso favor a quienes hoy prestan estos servicios que serían beneficiarios de prórrogas en condiciones pactadas hace varios años. Los concesionarios de aseo por ejemplo, se morirían de la risa con una nueva prórroga de sus contratos que significaría evitar una disminución tarifaria hasta del 15%.
Todavía no estamos a salvo en un cien por ciento de un regreso de Samuel. Aunque todavía está a tiempo de ahorrarnos esta, así sea remota, incertidumbre institucional. Renunciando le daría a Clara López mayor gobernabilidad. Le ayudaría a que en esta corta transición ella pueda a empezar ordenar la casa que él dejó patas arriba. Y le daría un merecido regalo de cumpleaños a Bogotá. Así sea coincidiendo con el procurador Ordoñez.

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